“Si las mentes creadoras, en todos los tiempos, han
precisado de una sociedad, de una tierra, de una patria en
la que asentarse para invocar su particular inspiración es
Talavera quien ostenta por propio derecho, basado en la
jurisprudencia de la tradición, el título de
Ciudad de la
Cerámica
. El solar talaverano, al tiempo que daba acogida a
sus primeros asentamientos humanos, devino tierra
moldeable para las manos de aquellos hombres y mujeres
iniciaran una labor que ha evolucionado más allá de cubrir
las primeras necesidades, domésticas o industriales, y brillar,
con nombre propio, en el Olimpo de las Bellas Artes”.
(Hernández Moltó).
“El sol quita al barro ese alma de agua, (nos ilumina Ángel
Ballesteros con su voz poética e impecablemente técnica)
se queda quieto en el sueño de la aridez; luego, cuando
encuentra de nuevo el agua, el barro se dobla y desdobla,
se moldea y se hace capricho de las manos del hombre.
Después, al cocerse en el horno, el fuego exprime, evapora,
y seca su capacidad de aunarse con el agua. El fruto, la
cerámica, con forma de botijo, cuenco o ánfora. El ser algo
para el uso ha sido la causa de que aparezca allí donde el
hombre se agrupa y forma un pueblo. La producción de
cerámica en Talavera, por ese carácter de necesidad que
tiene, aparece en cuento el hombre se hace sedentario en
estas tierras; la arqueología nos lo confirma y a partir del
siglo XII se une también el testimonio escrito. Su
importancia se fue acrecentando tanto que hoy decir
Talavera es decir cerámica.
Sin embargo la cerámica de Talavera adquiere nombre
propio en el siglo XVI; anteriormente su producción
para uso doméstico cotidiano tenía el tinte popular y
las formas típicas del quehacer toledano, dentro de lo
mudéjar. De este tiempo tan solo dos nombres
perviven para la historia, Ayub ben Jalef y Farach ben
Sidani, alfareros talaveranos de 1182. (Ángel
Ballesteros).
Y comienza la andadura histórica, por así decirlo, de esas
piezas llamadas talaveranas:
…
en Talavera hácese barro vidriado blanco, verde, azul,
jaspeado, y de otros colores, es lo mejor que en Castilla se labra,
y de ellose provee Castilla,Andalucía, Portugal y se pasa a
Indias.
(García Fernández,
Historia
, 1560).
Por su parte, Pedro de Medina (1595) opina así: …
vidriado
tan bueno y célebre por muchas partes que llaman del nombre
del mismo pueblo Talavera. El cual es lo mejor que se labra, no
solamente en Españ, pero en la mayor parte del mundo…
Loza que hace escribir a Lope deVega en Peribáñez al
referirse a una vajilla talaverana en la que se va a servir una
cena:
Sácola en limpios manteles, / no en plata, aunque yo
quisiera: / platos son de Talavera / que están vertiendo claveles.
Pasan los años y aun los siglos: la cerámica acompaña el
vuelo de las golondrinas en la serie chinesca; nos ofrece sus
mejores guirnaldas y pabellones y cenefas como puntillas.
Asimismo, ya en el siglo XIX, se producen platos de
“rosillas” y del “pajarito”.
Pero esa misma cerámica sale de iglesias y catedrales, de
palacios y casas solariegas con sus gran piezas y sus
superficies de azulejos, de humildes y escondidas cocinas y
de esas reboticas donde lucen su robustez las orzas y la
elegancia de su talle los albarelos…
Y la cerámica sale a la calle en grandes y luminosos
murales que visten a Talavera, que la hacen ser, interior y
exteriormente,“Ciudad de la Cerámica”.
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22
Pliegos de Rebotica
2019
Camino de Guadalupe
Caseta de los patos
Feria de ganados,detalle.
Cerámica modernista.
Fotografías: José del Valle Loarte