Revista Farmacéuticos - Nº 127 - Octubre/Diciembre 2016 - page 29

E
E
l calendario,
donde se
refleja con
puntualidad la
marcha
irrefrenable del tiempo,
nos pone ante la
coincidencia literaria e
histórica de dos
grandes
acontecimientos, los
dos de enorme
importancia para las letras españolas: el IV
centenario del fallecimiento de Miguel de
Cervantes y el año de la muerte de Rubén
Darío, o sea del verdadero creador de la novela
como género y del ínclito poeta nicaragüense.
Más no es sólo en esta circunstancia en la que
quiero centrar la atención , pues que al fin y al
cabo se trataría de uno de los temas literarios
más divulgados en estos momentos, cuando, en
mi opinión, lo más admirable y trascendente
consiste en la devoción que Rubén Darío
profesó al autor del
Quijote
. "La España que yo
defiendo", escribiría el poeta de Nicaragua, "se
llama hidalguía, ideal, nobleza; se llama
Cervantes"...Y después de esta fervorosa
manifestación, Darío menciona a otros genios de
la literatura española, pero, en primer lugar, se
referirá siempre a Cervantes.
Por otra parte, existe un dato realmente
interesante que bien merece destacarse en esta
ocasión conmemorativa. Me refiero a la casi
segura influencia del
Quijote
en uno de los
poemas más célebres y característicos de
Rubén:
La marcha triunfal
, ese canto épico y
orquestal donde se mezclan, con ritmo muy
peculiar, quiero decir especialmente genuino y
personal, las ardientes notas wagnerianas con la
marcial presencia de los ejércitos, escrito por
encargo de
La Nación
, de Buenos Aires, para
conmemorar uno de los aniversarios de la
independencia argentina. En esta opinión, en la
de la influencia
quijotesca, se
pronunciaron siempre
personajes tan ilustres
como el doctor Diego M.
Sequeira, la profesora
cubana Margarita de la
Cruz y el biógrafo y
estudioso de la obra de
Rubén Darío, Antonio
Oliver Belmás, esposo de
la poeta Carmen Conde,
primera mujer que ingresó en la Real Academia
Española. Por otra parte cabe recordar que la
escritura de
La marcha triunfal
tuvo lugar en la
isla de Martín García en mayo de 1895.
Sucede que la obra de Cervantes, sobre todo su
Don Quijote, influyó especialmente en Rubén
Darío, hasta el punto de no solo fue uno de sus
lectores más fervorosos, sino que en 1905, el
año del tercer centenario de la edición príncipe
de la primera parte de la gran novela, el bardo
de Nicaragua no pudo resistir la tentación de
echarse al camino y conocer a los personajes
que
convivieron
con el Caballero de la Triste
Figura, como sucedió también a Azorín. El autor
levantino, escribiendo artículos para
El Imparcial
,
artículos magistrales que se convertirían en un
libro inolvidable. Los trabajo periodísticos de
Rubén Darío fueron patrocinados y publicados
por el diario
La Razón
, de Buenos Aires.Y poco
faltó para los dos grandísimos escritores
hubieran coincidido recorriendo los lugares
clásicos de La Mancha, sobre todo el Campo de
Montiel y especialmente El Toboso, Argamasilla
de Alba y Campo de Criptana, adonde José
Martínez Ruiz llegó desde Ciudad Real.
Vidas paralelas en no pocas aventuras de su
existencia. Cada uno a su manera y de acuerdo
con las circunstancias de su propia historia. No
era lo mismo abrirse camino en los siglos XVI y
XVII que en el XIX y el XX; aunque el
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José López Martínez
Pliegos de Rebotica
´2016
Influencia de
Cervantes
en
Rubén Darío
Miguel de Cervantes
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