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í, por esa Aquitania que daba apellido a la
reina Leonor: (1124-1204).“Dos veces
reina, madre y abuela de reyes y reinas de
toda Europa, es uno de los personajes más
influyentes y poderosos de su historia. Su
extraordinaria formación, su habilidad e inteligencia,
así como su belleza perenne, la convirtieron en una
mujer excepcional”.“Una personalidad femenina sin
igual, que dominó su siglo, ¡y qué siglo! El del arte
románico en su esplendor, el gótico de reciente
aparición, el que ve desarrollarse la caballería al
tiempo que se emancipan las ciudades burguesas; el
gran siglo de la lírica cortés, con los trovadores en
el sur y, en el norte, los comienzos de la literatura
novelesca,
Tristán e Iseo
y las obras de Chrétien de
Troyes.Y el de figuras tan relevantes como la de
Bernardo de Claraval o Tomás Becket.
Pues bien, a la luz de los textos de la época,
Leonor aparece completamente digna de dicho
telón de fondo. Más aún, ese telón es, en parte
obra suya, pues Leonor desempeñó un papel de
primer orden tanto en la política como en las
letras, llegando su influencia hasta la esfera
económica y social”.
“Y, sobre todo, domina a quienes la rodean por
su extraordinaria inteligencia, su amor a las letras y
su bello decir, que son su distintivo personal”.
Rematemos este perfil destacando que sus
vastas posesiones en Aquitania superaban en
extensión a los dominios directos del rey de
Francia, Luis VII, su primer marido.
Burdeos, quinta ciudad de Francia, es la capital
de estas tierras.Ante nosotros se presentó
atravesada plácidamente por el Garona –surcado
por majestuosos trasatlánticos – y con la belleza
neoclásica de sus edificios de fachadas limpias y
cuidadosamente restauradas, impregnando su
ambiente de la atmósfera cortesana del siglo XVIII.
Muchos son sus monumentos, sus espacios
amplios y abiertos para solaz de sus habitantes: La
Puerta Real medieval, la catedral gótica de San
Andrés en la que se casó Leonor, doncella de
quince años, con Felipe; el Gran Teatro, el
monumento a los Girondinos y, sobre todo, la
señorial Plaza de la Bolsa que, como una nueva
madrina de una nueva cenicienta, ve reflejada su
belleza y su elegancia en el agua,
Miroir d’eau
,
artificial y refrescante reflejo a sus pies.
Burdeos, con la estatua urbana, respetuosa y digna,
del insigne Francisco de Goya que en ella falleció
en 1828.
Al este de Burdeos se encuentra Sarlat, la
capital del Périgord Negro, así calificado por el
tono oscuro de su vegetación, dominada por
encinas.
Modernas pero no grandes vías se cruzan y
entrecruzan, norte, sur, este y oeste, formando
como un nido urbano en el que se asienta,
protegido, el casco histórico, verdadera joya
medieval a la que se asoman miles y miles de
turistas al año.
Casco histórico abierto en páginas que,
numeradas por siglos, podría abrirse en el XII al
contemplar la llamada “
linterna de los muertos
” y
cerrarse en el XVIII. En su interior, la iglesia de
Sainte Marie, la catedral de SaintSacerdos, el palacio
episcopal; casas magníficas como la de Boétie, obra
maestra de arquitectura renacentista y casas y más
casas, balcones, ventanas ojivales, pasadizos con vida
propia, todo dispuesto para crear un escenario
medieval perfectamente conservado (¡ni una sola
pintada!...¡ni un papel en el suelo!...) en el que se
integran con un respeto absoluto, hoteles de
fachadas encantadas, solapados establecimientos
comerciales que ofrecen un foie gras de los más
reputados de Francia y un largo etcétera que no
enturbian de ninguna manera un ambiente que no
rechazaría, ahora mismo, la presencia de algún
trovador agasajando a su reina…
Pero antes de abandonar, permite lector, si es
que tengo alguno, que me extienda en la llamada
“linterna de los muertos “, uno de los símbolos de
la ciudad.
San Bernardo hizo un alto en Sarlat, camino del
sur, en 1147. La peste asolaba la ciudad y el santo
repartió entre los enfermos panes bendecidos y
alcanzó su curación. Este acontecimiento, auténtico
milagro, se celebró con la construcción de la
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Pliegos de Rebotica
2016
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Ángel del Valle Nieto
Por tierras de
Leonor
Jardines de boj en Marqueyssac
Plaza de la Bolsa y mirador del agua