Revista Farmacéuticos - Nº 127 - Octubre/Diciembre 2016 - page 34

Tuvo una manera curiosa de despedirse del
pueblo, lo explica ella misma “Entro en la iglesia
de San Miguel durante la misa de 12, lo hago
pedaleando la bicicleta por el pasillo central, doy
la vuelta al altar, suelto una de las manos y
saludo. La seriedad y compostura de una
profesora. El curso termina y por fin regreso”.
Otros lo cuentan de forma parecida “las
beatas castellanas de Arévalo estaban
congregadas en misa cuando Maruja aparece
pedaleando dentro del templo. Anticlerical,
provocadora, no se le ocurrió otra forma de
despedirse de su lugar de trabajo como
funcionaria”.
La Guerra Civil la sorprende en Vigo y se
exilia de forma voluntaria en Argentina. No huía
de nadie, no tenía causas pendientes, solo
cambiaba de aires.
El farmacéutico madrileño Antonio Gómez
Conde sobrino de Maruja, la describe muy
maquillada, zapatos rojos con alza, pequeñita,
habladora, muy alegre y muy culta. Pero sobre
todo, libre de prejuicios.
Murió a los 93 años en Madrid, lúcida hasta
su último día.
Nos queda de ella una obra grandiosa. En la
exposición
Mulleres de Silencio
podemos
contemplar
Basuras
de 1930,
Grajo y Excremento
de 1931 y
El espantapeces
de 1931.
Contemporánea de Maruja Mallo es Julia
Minguillón (Lugo 1906-Madrid 1965). Ambas se
formarán en la madrileña escuelas de Bellas
Artes de San Fernando, si bien sus mundos
creativos serán opuestos. Maruja surrealista con
actitud innovadora y rupturista, frente a las
concepciones vitales y artísticas de corte más
tradicional y academicista de Julia.
Julia está considerada como la gran dama de
la pintura gallega, con el merecimiento de ser la
única mujer en posesión de una Medalla de Oro
de la Exposición Nacional de Bellas Artes.
Hija del farmacéutico Federico Minguillón
con botica abierta en Vilanova de Lourenzá,
creció en esa localidad hasta que a los nueve
años se traslada a Burgos y de allí a Valladolid
donde se forma como pintora. A los 17 años
vuelve a Galicia e ingresa en la Escuela de Artes
y Oficios. La Diputación de Lugo la otorga una
beca en la Academia de Bellas Artes de San
Fernando en la que se licenciaría.Vivió siempre
de forma discreta, dedicada a la pintura y a las
laboras de esposa. Quizás la perjudicó coincidir
en el tiempo con Maruja Mallo, siempre en el
candelero por el éxito de su obra y por sus
famosos amantes. Maruja paseaba envuelta en
abrigo de armiño sin ropa debajo. Julia se
dedicaba a pasear a su perra
Tyla
.
Julia dedicó gran parte de su obra a la tierra
gallega. Su obra cumbre, expuesta en
Mulleres do
Silencio
, es
Escuela de Doloriñas
de 1941 magnífico
cuadro y una de las obras más paradigmáticas de
la Historia de Galicia. En el año 2006 se
reunieron cinco de los niños que aparecen en el
cuadro, convertidos ya en adultos de cierta edad,
para conmemorar el centenario del nacimiento
de la autora. Otras obras expuestas son
Juventud
de 1948 y
La Tyla y yo
de 1943.
Su actividad pictórica fue muy intensa,
exponiendo en París, Nueva York, Berlín, Buenos
Aires y otras muchas ciudades de Europa.
Fue elegida miembro de la Real Academia
Gallega.
Murió en Madrid a la edad de 59 años. La
vida fue menos generosa con ella que con
Maruja Mallo que la sobrevivió treinta años.
Es evidente que el arte no tiene género. Las
mujeres que exponen en
Mulleres do Silencio
han
sido reconocidas con premios que parecían
destinados a hombres. Carmen Corredoyra y
Ruiz de Baro (1893-1970) y Dolores Díaz Baliño
(1905-1963) se convertirían en las dos primeras
mujeres artistas miembros de número de la Real
Academia Gallega de las Bellas artes al ser
nombradas en el año 1938. Solo que, todavía hoy
en pleno siglo XXI seguimos hablando de
algunas de ellas como
Mulleres do Silencio.
.
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Pliegos de Rebotica
´2016
LOS BOTICARIOS
Marco-Julia Minguillón
Escuela de Doloriñas
Maruja Mallo
Fotos cortesía de MARCO
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