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Panorama Actual del Medicamento
NUEVOS FÁRMACOS
gonista funcional al inducir su desacoplamiento
o internalización. Este proceso hace a los linfo-
citos insensibles al S1P, bloqueando así la señal
bioquímica que induce la salida de los linfocitos
desde los órganos linfoides y, en consecuencia,
provoca una redistribución linfocitaria
8
. Como
consecuencia de ésta, se reduce la infiltración
de los linfocitos al sistema nervioso central, y con
ello reduce el riesgo de provocar inflamación y
lesiones en el tejido nervioso en los pacientes
con esclerosis múltiple. El fingolimod ha sido
autorizado en monoterapia para el tratamiento
modificador del curso de la enfermedad en la
esclerosis múltiple remitente recurrente muy ac-
tiva para pacientes tratados con interferón beta
o aquellos con una evolución rápida. El trata-
miento crónico con fingolimod da lugar a una
reducción del recuento de linfocitos, especial-
mente de linfocitos T y B que circulan a través
de los órganos linfoides. Sin embargo, los linfo-
citos que circulan en sangre periférica – implica-
dos principalmente en la defensa inmunológica
periférica – no son afectados significativamente
por el fármaco. En este sentido, el fingolimod
reduce levemente (20%) los niveles de neutrófi-
los y prácticamente no afecta a los de monocitos
(
Cuéllar, 2011
).
El
natalizumab
es un anticuerpo monoclonal
que inhibe selectivamente las moléculas de ad-
hesión, uniéndose a la subunidad
a
4 de las inte-
grinas humanas, evitando la penetración de los
leucocitos al sistema nervioso central inflamado,
facilitando con ello la reducción de la inflama-
ción y de las lesiones neurológicas asociadas a la
esclerosis múltiple. En este sentido, es capaz de
reducir el número recaídas en pacientes con es-
clerosis múltiple recidivante-remitente, así como
el riesgo de progresión de la discapacidad. Se
emplea en monoterapia en la forma remitente
recidivante muy activa que no responda adecua-
damente al interferón beta o en esclerosis múl-
tiple remitente recidivante grave de evolución
rápida. Presenta una pauta posológica cómoda,
consistente una única administración al mes. Sin
embargo, se ha mencionado la persistencia de
anticuerpos inactivadores en el 6% de los pa-
cientes, que anulan su actividad e inducen cua-
8
Algunos datos experimentales sugieren que el efecto del
fingolimod modulando los receptores de S1P podría no limi-
tarse a los linfocitos, sino que podrían afectar también a dichos
receptores presentes sobre los astrocitos que rodean la vaina
mielínica axónica, favoreciendo la aparición de efectos neuro-
protectores y/o reparadores
dros de hipersensibilidad. Aún más importante
es que su uso ha sido asociado con la aparición
– aunque excepcionalmente infrecuente: 1 caso
por cada 2.000 pacientes tratados – de leuco-
encefalopatía multifocal (LMP), una enferme-
dad subaguda progresiva del SNC causada por
la reactivación del virus JC, predominantemente
en pacientes inmunodeprimidos y que suele pro-
vocar una discapacidad grave o la muerte. La sin-
tomatología de la LMP es muy similar a un brote
de esclerosis múltiple y el riesgo de desarrollar la
enfermedad parece aumentar a partir de los dos
años de tratamiento.
Entre los
tratamientos inmunosupresores,
los fármacos más utilizados son la ciclofosfamida
y la azatioprina. El fundamento de su aplicación
la disminución de las células en rápida prolifera-
ción, entre ellas las linfoides responsables de la
destrucción de la mielina del SNC. Sin embargo,
el uso de fármacos inmunosupresores en las
formas progresivas más graves no ha mostrado
un beneficio uniforme y tienen notables riesgos
tóxicos. La ciclofosfamida puede ser beneficiosa
en pacientes de menos de 40 años de edad, pero
produce efectos tóxicos graves y su uso parece
contar cada vez con menos partidarios. La aza-
tioprina, por su parte, se ha utilizado mucho
más que la anterior, porque sus efectos tóxicos
son menos acusados y el manejo clínico es más
sencillo; administrada sola o junto con corticoi-
des orales en dosis bajas, ha demostrado una
eficacia modesta en algunos aspectos clínicos
como la rapidez de progresión o el número de
recaídas, pero no en la discapacidad. Este leve
beneficio es el principal motivo por justifica que
continúe siendo un fármaco usado en pacien-
tes con múltiples brotes o en rápida progresión.
Otros fármacos inmunosupresores ensayados
y con resultados más o menos decepcionantes
(por su escasa eficacia o por su inaceptable toxi-
cidad) han sido la ciclosporina, la mioxantrona,
el clorambucilo, la cladribina y el metotrexato.
La esclerosis múltiple causa numerosos sín-
tomas que en sí mismos requieren tratamiento
específico (
Gómez, 2012
):
Temblor:
Es predominantemente postural o
de acción Se han intentado distintos tratamien-
tos sin mucho éxito. El
propanolol,
dentro de los
betabloqueantes, es el más utilizado. También
se ha utilizado la primidona que es de utilidad en
el temblor esencial y en el cerebeloso, así como
otros tratamientos como el clonazepam y la iso-
niazida.