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Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
tando el riesgo de hipotermia, sobre todo si
la superficie afectada es superior al 10 %). La
función del lavado con agua es eliminar los
posibles agentes nocivos, disminuir el dolor y
disminuir el edema
4. Limpiar la quemadura con agua y jabón. Los
antisépticos pueden retrasar la curación. Si la
herida está muy sucia, se puede utilizar povi-
dona o clorhexidina.
5. Tratamiento de las flictenas. La aparición de
flictenas en una lesión es indicativo de que-
maduras de segundo grado como mínimo,
aunque si se desbrida la flictena se pueden
encontrar lesiones más profundas. El desbri-
damiento de la flictena es un tema contro-
vertido, ya que por lo general se acepta que
si una quemadura tiene flictenas de aspecto
frágil o rotas, o bien su contendido es tur-
bio se han de desbridar estas lesiones. Sin
embargo, si la flictena tiene un contendido
claro, y tiene una pared gruesa no está claro
si la mejor opción es desbridarla o esperar
unas horas para que disminuya el dolor y así
poder tratarla. Esta controversia viene provo-
cada por el hecho de que el líquido de la flic-
tena puede retardar la curación de la misma,
pero por otra parte si la eliminamos, podría
aumentar el riesgo de infección.
6. Plantear la necesidad de un antibiótico tó-
pico. Según la literatura revisada, no se re-
comienda el uso rutinario de antibioterapia
tópica. Se planteará su uso cuando haya
signos locales de infección (eritema perilesio-
nal, supuración
), cuando la quemadura esté
localizada en zonas altamente colonizadas y
también según su etiología (p.ej: quemadas
por fuego habitualmente son más sucias).
Se debe tener en cuenta que si la evolución
de la infección local no es correcta, en la que
se produce un empeoramiento del aspecto
inicial o bien un aumento del eritema a pesar
de la utilización de tratamiento tópico, se de-
bería plantear el uso de antibióticos por vía
oral. La antibioterapia utilizada debe ser es-
cogida cuidadosamente en función de la re-
sistencia de los microorganismos y deberían
cubrirse todas las bacterias gram negativas y
gram positivas.
•
Sulfadiazina de plata
: Es el antibacteriano
tópico de primera elección. Es activa fr-
ente
Pseudomonas spp
. y
Staphylococcus
aureus
(patógenos más frecuentes en las
sobreinfecciones de los quemados). Es
efectiva contra bacilos gram positivos (BGP)
y bacilos gram negativos (BGN), levaduras
y determinados hongos. Contraindicada
durante el embarazo, prematuros o recién
nacidos < 2 meses y si el paciente presenta
hipersensibilidad a las sulfamidas.
•
Bacitracina:
Es la alternativa a la sulfadia-
zina. Se puede utilizar si no disponemos
de sulfadiazina de plata, cuando la que-
madura esté localizada en zonas expues-
tas a la luz solar y también en pacientes
con hipersensibilidad a las sulfamidas.La
bacitracina sólo es efectiva frente a BGP.
Es por este motivo que habitualmente se
comercializa en combinación con neomic-
ina y polimixina B, efectivas contra BGN.
•
Nitrofurazona :
Sólo es efectiva frente
a BGP. Es hidrosoluble (gasas adhe-
ridas y provoca sangrado frecuente-
mente, que podría retrasar la curación).
Aplicación desagradable (puede provo-
car sensación de irritación al paciente)
No aparece a les guías internacionales de
tratamiento, aunque en nuestro medio es
muy utilizada.
7. Plantear la necesidad de apósito. Se ha ex-
tendido la idea de que las quemaduras son
heridas con un alto riesgo de infección. Sin
embargo el riesgo de infección en quema-
duras menores (tratadas ambulatoriamente)
es muy bajo. Estudios recientes demuestran
una mejor evolución, menor coste y una
menor incidencia de infecciones si se utiliza
en el tratamiento una cobertura a base de
apósitos capaces de propiciar una cura en
ambiente húmedo. El apósito ideal debe
contribuir a mantener un grado relativo de
humedad en el lecho de la quemadura. Debe
ser capaz de absorber el exceso de exudado
pero sin resecar (gestión del exudado); su re-
tirada no debe ser traumática (no debe ad-
herirse, ni causar sangrado, ni dolor), puesto
que es evidente que el sangrado y el dolor
retrasan el proceso de cicatrización. Para la
cobertura de quemaduras y otras heridas dis-
ponemos de una gran gama de apósitos con
diferente capacidad de aportar humedad o
de retener y absorber el exceso de exudado,
además de respetar física y bioquímicamente
la biología de la herida (gasa hidrófila, tul o
malla antiadherente, hidrogeles, hidrocoloi-
des, hidropoliméricos, film de poliuretano,
apósitos que combinan varios de estos ele-