Revista Farmacéuticos - Nº 131 - octubre/diciembre 2018 - page 24

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Pliegos de Rebotica
´2017
del homenaje veía el
paisaje y los bosques
que venían a besar la
falda de aquella colina
tan rocosa.
Era la energía del
Moncayo la que me
inspiraba, el Moncayo es
mágico, se lo disputan
duendes y trasgos y hay
dice que esta hueco y
lleno de cuevas y de
tesoros. Becker en sus
leyendas se hace eco de
estas habladurías... y que
cavando y cavando
mucho se encuentran
monedas celtiberas,
¿Pero quien las ha visto? También dicen que cuando
el Moncayo se cubre de nieve los lobos y los
espíritus bajan a la llanura
Y como era tan elocuente me hacia ver lo que él
veía, templarios paseando por los adarves,
rezando en silencio por sus hermanos
guerreros... y conspirando.Y gnomos amasando
riquezas.
Sus comienzos fueron duros. Buscaba su
vocación y como periodista publicó algunos
artículos. Mariano de Cavia le auguró un
porvenir como buen escritor. El decía que se
había quedado en escritor a secas.
Ya en Madrid en 1897, mientras estudiaba el
doctorado (el de Filosofía y Letras) publicó un
cuento que le costo el destierro. No se cual
sería su intención, él pasaba de puntillas sobre el
tema.Y acabó en Burdeos, su capital no podía
llevarle más lejos.Y también acabó con el poco
dinero que llevaba.
Maña, pasé las de Caín. No conocía a nadie y
apenas sabía francés. La casa de comidas, donde
almorzaba por cuarenta céntimos, la regentaba una
mujeruca humilde y regañona.Aquel día, antes de
sentarme a la mesa, hable con
ella.
No tengo dinero, me lo van a
mandar de España, pero no sé
cuando llegará. Quería que lo
supiera, si no quiere fiarme lo
entenderé.
Se negó. Lo había hecho antes y
la habían estafado.Aquella mujer
debió tal desolación en mí, que
poniéndome la mano en el
hombro dijo:“pida lo que quiera,
si usted me engaña lo hará todo
el mundo.”
Y sabes maña, comí y
no la engañé y
además al cabo de los
años sigo pidiéndole
a Dios que premie a
aquella tabernera del
puerto. Cambió mi
suerte, A los tres
meses hablaba un
buen francés, escribía
en un periódico
bordelés, y daba
clases. Me ganaba la
vida mejor que antes.
¿Ves como no
siempre “cualquier
tiempo pasado no fue
mejor”?
Nunca le pregunté quien le mandó el dinero. Tal
vez alguno de sus hermanos, puede que Ricardo
del que decía que siempre estaba detrás de él y
que le quería y admiraba más que ninguno... o tal
vez Brígida, la más pequeña, a la que todos
adoraban, o puede que todos juntos, el caso fue
que la ayuda llegó.
Y hablando de la tía Brígida me viene a la
memoria una anécdota que le impactó tanto que
la recordaba a menudo. Era la niña mimada de
los cuatro hermanos varones, la pequeña, y como
todas las consentidas desarrolló un carácter
fuerte. En una ocasión, estando todos reunidos, a
alguien se le ocurrió una broma desafortunada.
–¡Qué pena que Brígida no sea hermana nuestra!
–¿Pero que dice este...? protestó ella.
– Es verdad, añadió otro, nuestra madre te
recogió en una mimbrera.
–Los cuatro pusimos cara tan seria y
circunspecta que acabo creyéndoselo, y ahí vino
el drama, rompió a llorar a gritos y a lamentarse
de un modo tan trastornado, que llegó a perder
el sentido. Nos costó volverla en sí y aún más
convencerla de que había sido una broma.
Su trabajo constante y duro
le convirtió en Patriarca y
Fundador de soluciones para
muchas de las necesidades
de la España de su tiempo y
de todos los tiempos.
Primero los subsidios
familiares y más tarde los
Seguros Sociales. Los
españoles le deben casi todo
el bienestar social
conseguido en el siglo
XX…y yo le debo los
mejores recuerdos de mi
infancia.
El castillo de Tierga, situado en tierra de frontera entre
Aragón y Castilla
Castillo de Vozmediano.
Leyendas del Moncayo
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