a varios archivos fuera de Brasil y a la Biblioteca
Nacional de Israel. No olvida a su mascota y regala su
querido perro a la casera. Quema documentos en el
jardín. Manifiesta que tiene miedo a la vejez y a la
pobreza, a pesar de tener 60 años y ser millonario.
A pesar del ánimo deprimido, la pareja asiste a las fiestas
de carnaval en compañía de amigos. La víspera del fatal
desenlace el escritor estuvo jugando al ajedrez con unos
vecinos.
El 22 de abril de 1942, un criado llama con los nudillos
en la habitación de la pareja para despertarles. No hay
respuesta. Horas después, ya por la tarde, siguen sin dar
señales de vida. Fuerzan la puerta y allí les encuentran,
en la cama, ya sin vida. La prensa informa de que
murieron con las manos entrelazadas, pero en las fotos
no aparecen así. Existen dos fotos con posturas
diferentes, lo que demuestra que los cuerpos fueron
movidos, tocados, todo lo que no debe hacerse para no
entorpecer la labor policial. Stefan aparece pulcramente
vestido, con la corbata bien anudada. Lotte con un
camisón. Una de las fotos muestra a Lotte encima de él,
tapándole con su cuerpo, la otra fotografía está más
estudiada, con la mujer tendida de lado posando su
mano izquierda sobre las de él. O manipularon los
cuerpos, o trucaron las fotos. En la mesilla de noche se
observa, colocado ordenadamente, el flexo, un vaso, una
botella de agua, una caja de cerillas, tres sobres
conteniendo cartas que confirman el suicidio y tres
monedas. Los médicos que certifican el fallecimiento
hablan de suicidio por ingesta de sustancia venenosa,
posiblemente Veronal, que era el barbitúrico de moda
por esos años. No hay ni rastro de frascos de Veronal
por ninguna parte de la casa. Este barbitúrico era
utilizado con fines suicidas porque en dosis altas causa la
muerte en apenas treinta minutos dependiendo de la
resistencia, que es muy variable para cada individuo.
No se les realizó la autopsia. Los forenses tenían claro
que el escritor murió al amanecer y ella varias horas
después.
El pacto suicida es un acuerdo mutuo para morir, aunque
en ocasiones no se completa.Tengo mis dudas de que la
muerte de Stefan y Lotte fuera un pacto. El escritor
empatizaba con el sufrimiento de los demás, por lo tanto
no se concibe que quisiera arrastrar a su mujer en su
idea suicida. Por otro lado, escribió cartas a todos sus
amigos y en ellas se comprueba que no la menciona y no
pluraliza, como si no hubiera sido una idea compartida.
“Antes de dejar mi vida con mi libre albedrío y mi
clarividencia, me urge cumplir un último deber.
Agradecer a este maravilloso país de Brasil, que nos dio
a mí y a mi trabajo, un descanso tan bueno y
hospitalario”.
A mí y a mi trabajo. Nada de “a nosotros y a mi trabajo”.
“Dejo saludos para todos mis amigos, quizás ellos vivan
para ver el amanecer después de esta larga noche.Yo,
más impaciente, me voy antes que ellos”.
Algunos psiquiatras afirman que el suicidio no es un acto
de valentía, ni un acto de cobardía por lo que tiene de
huida: es un acto de indiferencia.Y eso explicaría que lo
planeó solo, sin interés por arrastrar a nadie. Se vestiría
de madrugada mientras ella dormía.Tomó el barbitúrico
de rápida acción y al despertar Lotte lo encontró
muerto. No la había esperado, como bien decía en su
carta “Yo, más impaciente…”. Lotte toma su dosis y se
tumba junto a él, abrazándole. Se sentía incapaz de vivir
sin él.
Stefan Zweig tuvo un suicidio “de libro”. El que
Durkheim denominó anómico.
Alguien apuntó que sus novelas habían envejecido. No lo
parece. Sigue siendo superventas.
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Pliegos de Rebotica
´2017
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