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Pliegos de Rebotica
´2017
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esconozco si este palabro es
reconocido por la RAE, pero me
parece más real que el poético de
pasear y no digamos “flanear” del
francés Flâneur, pasear sin rumbo
por las páginas de
Pliegos de rebotica
. En el número
128 de la citada revista, José Vélez García-Nieto
reivindica la figura de Francisco Ors, un
farmacéutico con otras dedicaciones aparte de la
boticaria.
Cuando lo conocí era famoso por su actividad
escritora tanto en teatro como en televisión.
Casualmente, como muchas cosas en esta vida
apareció y
conformó mi
trayectoria
farmacéutica.
Pertenecía a esa
clase de
farmacéuticos que
multiplican su
actividad, muchos
de ellos agrupados
en torno a esta
publicación.
Siendo pública su
figura, me lo
encontré en el
cruce de un
semáforo y sin
dilación lo abordé
concertando una
cita. Como era
verano, quedamos
por la noche, en el
Café Roma, una terraza en el centro de Valencia a
la vera de la Catedral en agosto de 1984. En aquel
momento, tenía en venta su oficina de farmacia
situada en un popular barrio de Valencia llamado
Benimaclet. En un edificio propio de dos alturas,
arriba vivía su hermana que controlaba la farmacia.
En la planta baja estaba la farmacia y toda la
decoración era suya. Tenía un mural del pintor
Monjalés que ha alcanzado cierta notoriedad.
Por aquellas fechas me encontraba recien
licenciado y buscaba orientación profesional dados
mis intereses en el mundo de la cultura y carecer
de antecedentes en la profesión. No sé si fue
siguiendo con la casualidad, pero Paco Ors me
aconsejó no ejercer la carrera de boticario sino
preparar unas oposiciones, puede que por
conocer mis inclinaciones artísticas o porque el
precio que pedía por su farmacia era alto para mis
posibilidades económicas. Tras el traspaso de su
OF en noviembre de 1984, en Enero de 1985 me
hice con una farmacia colindante con la de
Francisco Ors.
Supongo que, según sus propósitos, con el importe
de la venta se compró un piso en Madrid y un
coche “Jaguar”.Además de esta coincidencia, en el
número anterior de Pliegos de Rebotica se
encontraba un artículo de Raúl Guerra Garrido
donde reivindicaba la figura de Francisco Ors y
aparecía una referencia al escritor Miguel
Espinosa. Al final de la década de los 90 del pasado
siglo, en un viaje a Barcelona, compré
La Tribada
Confusa
” y
La Tribada Falsaria
. Lo más sorprendente
no fue el encuentro con los textos sino a quien se
los compré: a Antonio Rabinad, que me dijo era
escritor y había trabajado en Barral editores. Pero
las casualidades siguen cuando cita a un tal Ramón
Zulaika y el avezado escritor Antonio Gala lo
relaciona con unas determinadas máquinas
fotográficas, las conocidas cámaras alemanas
Leicas
, aunque no termino de ver de donde
proviene la relación con una sultana mora,
Extraña, eso sí, que Gala, amante de los canes, se
olvidara de uno: el astronauta llamado “la perra
Laika”.
Volviendo a nuestro terreno, tuve un compañero
de estudios llamado García Aya, su madre era de
origen norteño y estaba emparentada con un Aya
Zulaica. Todas estas casualidades escritas se han
reunido tras los recuerdos de una memoria.
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Apuntes para la memoria
“Pagineando por los pliegos”
José Merita Lujan
El mural realizado sobre piezas
cerámicas por Monjalés (Albaida,1932),
discípulo del pintor Segrelles. Realizado
en los años 60 del pasado siglo, al final
de esa década fijo su residencia
fuera de España.