Página 29 - Revista Farmacéuticos - Nº 111 - Octubre/Diciembre 2012

mayo los últimos agramonteses leales juran en Burgos
lealtad a Carlos I de España y IV de Navarra. Navarra
queda definitivamente incorporada a la corona de
España dentro de la monarquía compuesta de los
Habsburgo, los Austrias. El lema “Un imperio, una
corona y varios reinos” del palacio del virrey, hoy
Archivo General de Navarra, era ya una realidad.
Entre 1527 y 1530, en medio de las protestas de
muchos navarros que lamentaban la mutilación
territorial de su patria dividida, Carlos I abandonó la
Baja Navarra, Navarra continental o Behenafarroa por
considerar de difícil y costosa defensa. De este modo,
esta preciada joya del antiguo reino pudo ser así
recuperada por su rey legítimo, Enrique II de Albret
para poder continuar un precario reinado efectivo.
En cuanto a la Alta Navarra o Navarra peninsular,
Goi Nafarroa o Nafarroa Garaia, la falta de apoyo
económico y militar a la causa de los Albret, el
poderío cada vez mayor de los ejércitos españoles, la
participación de Navarra en la expansión económica
de la monarquía hispana y sus ambiciosos proyectos
en Europa y América, la actitud razonable de Carlos
I al conceder el indulto a los patriotas agramonteses
y respetar los fueros y privilegios del reino, el
estricto control del mismo mediante designación de
virreyes y altos cargos civiles, militares y
eclesiásticos a personas de origen no navarro, ciertas
dosis de represión y el hecho de que Juana III de
Albret abrazara en 1560 el calvinismo e instaurara la
reforma protestante en la Baja Navarra, hicieron que
la Navarra peninsular superara lentamente el trauma
de la conquista, se tranquilizara y olvidara con el
tiempo el afecto a su dinastía que no a sus fueros,
usos y leyes propias. Se había perdido la condición
de estado independiente y soberano pero para
muchos navarros emprendedores se abrían nuevos
horizontes más allá de las reducidas fronteras del
pequeño antiguo reino. Al mismo tiempo, el país
ganó una estabilidad jurídico-política hasta entonces
desconocida al finiquitarse las guerras de banderías
que tanto daño hicieron a la paz y convivencia.
Por paradojas de la historia, la casa de Albret devino en
la casa de Borbón tras el matrimonio de la reina Juana
III de Albret con Antonio de Borbón, duque de
Vendôme. Su sucesor Enrique III de Borbón “el
Bearnés”, rey de Navarra, se convierte el 2 de agosto de
1589 en Enrique IV, rey de Francia, corona mucho más
apetecible. Y los Borbones se olvidaron poco a poco de
sus derechos sobre la Alta Navarra. El tataranieto de
Enrique III de Navarra y IV de Francia, Felipe de Anjou
o de Borbón reinaría desde el 15 de noviembre de 1700
en España como Felipe V y en la Navarra peninsular
como Felipe VII y entronizaría en España a los
Borbones, descendientes por tanto de los antiguos reyes
de Navarra. El ciclo histórico de la monarquía navarra
se había cerrado pues en sí mismo y el país vivía ya
desde la conquista una nueva era en su secular historia
que suponía una refundación del reino. !
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Pde ReboticaLIEGOS 29
HISTORIA
Fidelidad al rey Fernando como su soberano natural