arte…) y un elenco de
protectores muy amplio.
Como anécdota diré que de
todos los Directores se hace
un retrato: tenemos cinco
Goyas, uno de los cuales
pagó, tras largos regateos,
Casimiro Gómez Ortega,
otro boticario académico.
Consiguió una rebaja por no pintarle las manos…
Hemos tenido grandes problemas y después de unos
dolorosísimos ajustes (hubo que despedir a mucha gente)
estamos a punto de conseguir el equilibrio presupuestario
gracias, en buena parte, a otro boticario, en este caso
catalán:Amargós Beltrán, quien cedió toda su fortuna y
posesiones inmobiliarias a la Academia para que luchara
contra la leyenda negra española, lo cual es una de sus
finalidades así como el evitar todos los errores históricos,
inocentes o malintencionados.
Ahora se va a hacer público en internet, el Diccionario
Biográfico español, puesto al día y ampliado, aunque sin
introducir en el mismo a los autores vivos, como se hace
en los trabajos similares en todo el mundo, lo cual dará
muchísima visibilidad intelectual a la Academia. En él están
muchos boticarios dedicados a la ciencia y los más
destacados profesionales.
–¿Cómo es el protocolo interno?
–En la Real Academia Nacional de Farmacia más relajado
porque es moderna, aunque sigue siendo demasiado rígido
para el gusto de los científicos que, sin pertenecer a ella,
vienen a dar conferencias.
En la de Historia exactamente igual que en el siglo
XVIII. Uno cree haberse trasportado en el tiempo.
Evidentemente charlamos entre nosotros relajadamente
antes de las sesiones pero, cuando empieza la sesión la
cosa cambia. Comenzamos de pie con una oración en
latín en donde se pide “iluminación” para los
académicos. Evidentemente nos hablamos de usted y se
cuidan extremadamente las formas, aún en las
discusiones más apasionadas (que suelen ser sobre la
influencia de los griegos, los romanos o los árabes en la
cultura hispana, lo cual puede hacer llegar la sangre al
río…) Todos los días se tratan los problemas de la
semana y las novedades en la biblioteca o en el gabinete
arqueológico. A continuación, si procede, el académico
sobre el que ha recaído la tarea lee los informes que
nos piden las diferentes autonomías o municipios o el
Estado –de manera absolutamente gratuita- sobre
cuestiones históricas –muy numerosos y algunos de
ellos preceptivos legalmente- para ver si son aceptados
por la totalidad de los académicos, luego cada día un
académico pronuncia una conferencia sobre su
especialidad. Al acabar jamás se aplaude (en las
reuniones académicas internas no se aplaude a nadie,
aunque haya ganado el Premio Nacional) y se abre un
debate que suele ser, de nuevo, apasionado y, al finalizar
se vuelve a leer, todos en pie, una oración latina para
irnos en paz. Es decir, se conservan los mismos rituales
que en el siglo XVIII, si bien
nuestra actual Directora es
una mujer, nos ocupamos de
los temas más actuales y, te
puedo asegurar, hay
académicos de todas las
ideas políticas y de todas –o
ninguna- creencia. Como
historiadores que somos
respetamos escrupulosamente nuestras tradiciones.
–Es el mismo protocolo en los actos públicos
que en las reuniones de trabajo?
En la Real Academia Nacional de Farmacia hay pocas
reuniones privadas y muchas públicas. En la de Historia es
al revés.Todos los viernes son de trabajo y si hay un acto
público, la sesión es doble.
En la de Farmacia se emplean más los títulos de
excelentísimo. En la de Historia menos, a no ser que el
académico pertenezca a la aristocracia.
Las sesiones públicas, en general, no se diferencian
demasiado de cualquier otra conferencia, salvo que sea una
sesión de gala que, en la de Historia, exige una escrupulosa
etiqueta de vestimenta y comportamiento. En la de
Farmacia también, aunque hay algo más de relajo en la
etiqueta. Lo único, a lo mejor extraño, es que a los
académicos no se les presenta.Al estar en su casa se
supone que son suficientemente conocidos.
–¿Es cierto que los emolumentos de un
académico son altos?
–Es un bulo que yo mismo llegué a creerme. Las dietas son
bajísimas; escasamente cubren el trasporte, sobre todo tras
la crisis.Trabajamos por nuestro gusto, por nuestras
profesiones y porque no hay mayor honor posible que ser
académico para un trabajador intelectual.
–Sé que fuera de España ha sido reconocido y
que tiene un alto prestigio en las universidades
y academias de otros países donde le han
hecho homenajes y concedido diversos títulos
¿cree que sigue siendo cierto que en nuestro
país se cuida menos a nuestros intelectuales y
que sin embargo fuera de nuestras fronteras
son más reconocidos?
–Como historiador de la Farmacia pertenezco a la
Academia Internacional de Historia de la Farmacia y he
recibido reconocimientos específicos en Suiza, Italia y
México; además, como académico de la Historia, soy
académico correspondiente de todas las academias
hispano americanas.
Fuera hay siempre menos celos, envidias y te
conocen personalmente menos. Juzgan tu trabajo, no
tu forma de ser, tus ideas políticas, tus aficiones… En
España hacemos magníficos funerales, pero mientras
alguien está vivo cuesta mucho. Los países anglosajones
son muy dados a reconocer lo suyo. Francia también.
Los españoles hemos pasado por demasiada pobreza
material e intelectual, por demasiados enfrentamientos
20
●
Pliegos de Rebotica
´2018
●
HABLANDO ENTRE AMIGOS HOY CON...
“ ”
Amargós Beltrán, quien cedió toda
su fortuna y posesiones inmobiliarias a la
Academia para que luchara contra la
leyenda negra española, lo cual es una
de sus finalidades así como el evitar
todos los errores históricos, inocentes o
malintencionados.