Revista Farmacéuticos - Nº Número - 132 Enero-Marzo 2018 - page 18

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S
–Suele ser frecuente que la vocación de una
persona haya sido debido a la influencia de
un profesor o alguien muy cercano ¿ha sido
ese su caso?
–Puede ser.Tuve un profesor en el Colegio de Nuestra
Señora del Pilar, don Antonio Gómez Frías, de absoluta
excelencia. Me hizo reafirmar, como cierto, el interés ya
despertado por otros maestros -cuyo nombre
desgraciadamente no recuerdo como el suyo- acerca de
las humanidades y, más concretamente, por la Literatura.
Aunque comencé Farmacia, llevado por la tradición
familiar y el miedo a dedicarme a un oficio tan inseguro
como las letras, la dejé para estudiar Filosofía y
Sociología, si bien, al ver el deslumbramiento de los
profesores de aquél entonces por la imitación de los
métodos de las ciencias puras, decidí volver a las ciencias
de verdad. En el retorno a la Facultad de Farmacia tuve la
suerte de encontrarme con una materia, la Historia de la
Farmacia, y con un maestro, Guillermo Folch, también
excepcional. don Guillermo no destacó en la práctica de
la Historia tanto como hubiera debido. Dedicó buena
parte de su tiempo y esfuerzo a otros asuntos más
humanos y materiales. Pese a ello, tenía tal fulgor, tanto
fuego interior, tanto amor a la cultura y a la Historia, que
los años pasados juntos fueron decisivos. Un historiador,
para mí, ha de ser un gran trabajador, una persona
medianamente inteligente pero, sobre todo, un ser en
llamas: un apasionado. Don Guillermo lo fue en extremo.
Si no hubiera pasado una guerra civil, si no hubiera
dedicado tanto esfuerzo a su laboratorio y a la
museografía de la que era un absoluto enamorado,
hablaríamos de uno de los grandes historiadores, no sólo
de la Farmacia, que lo es, sino de la ciencia española. Sin
su aliento, su liberalidad y su comprensión, yo no sería
nada de lo que soy. Siempre me he manifestado muy
partidario de las palabras de la Escuela de Chartres,
atribuidas a Galileo, primero, y a Newton después:
somos
enanos, pero cabalgamos a
hombros de gigantes
. Don
Antonio y sobre todo don
Guillermo fueron mis gigantes
y sobre sus hombros me
yergo.
–Hay quien dice que la
p rofesión que ha elegido
es su auténtica vocación y que no podría
realizar su trabajo en otro campo. Si no
hubiera sido posible llevar a cabo su vocación
literaria y de catedrático, ¿hay alguna otra
p rofesión que le hubiera apasionado?
–Me parece apasionante la labor de los naturalistas:
botánicos, zoólogos, edafólogos…También tuve un
excelente profesor: don Ángel Hoyos. que me hizo
entusiasmarme con los suelos, lo cual no sé, si es una
pasión confesable o debería mantenerse en secreto
como una maligna perversión…
Me encanta la vida al aire libre.Todavía hoy, una o dos
veces al año, salimos al campo con Salvador Rivas. Como
sabes, es un sabio a quien, no de broma, llamo el
Humboldt actual. Ir al campo con él es un privilegio y un
auténtico espectáculo. Sabe leer el paisaje como nadie:
nos explica la flora, la fauna, el suelo, la historia del
territorio… volvemos a casa en trance… resulta mejor
que ver una obra del Teatro Clásico Español –que me
apasiona- aunque tremendamente más cansado. Pese a
que es bastante mayor que nosotros, volvemos
derrengados, pero felices.
Y, desde luego, no me hubiera importado seguir la
tradición familiar en la botica, aunque me parece que, hoy
en día, no es tan apacible y sosegado ejercer como en
tiempos de mi abuelo o de mi padre.
–Usted es un escritor realmente prolífico
especialmente en el campo farmacéutico
¿Cuántos libros ha publicado sobre este tema?
–Muchos, tal vez demasiados. En mi defensa diré que me
dedico exclusivamente a esto y, antes de la crisis, algunos
amigos me pedían libros, teóricamente alimenticios, que
me pagaban muy bien y por eso los escribía, para poder
vivir un poco más desahogadamente. Pese a un fin tan
poco noble, algunos de ellos, como los escritos sobre
Cervantes, el corazón o la publicidad farmacéutica, están
entre mis favoritos. En ellos me
permití dejar correr la pluma más
libremente, sin preocuparme tanto
por la metodología histórica y la
estructura científica. Me divertí
mucho haciéndolos; estoy contento
con el resultado y agradecido a los
patrocinadores.
Margarita Arroyo
Javier
Puerto Sarmiento
Pliegos de Rebotica
´2018
HABLANDO ENTRE AMIGOS HOY CON...
En España hacemos magníficos
funerales, pero mientras alguien está vivo
cuesta mucho.
Los españoles hemos pasado por
demasiada pobreza material e
intelectual, por demasiados
enfrentamientos civiles…
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