siempre que al abrir una página del Ingenioso
Hidalgo llegan a su memoria los antepasados
cabreros de su familia.Y bien pronto, al beberse
el paisaje, como él mismo escribe, se siente
plenamente poeta. Incluso aspira a cantar a
Castilla, a toda España, con palabras ardientes
del Mediterráneo. Así en el poema
La morada
amarilla
, que dedica a María Zambrano:
¡Qué morada! es Castilla!
¿Qué morada¡ de Dios y ¡qué amarilla!
¡Qué solemne! morada
de Dios la tierra arada, enamorada,
la uva morada y verde la semilla.
En la amplia Introducción y notas que Leopoldo
de Luis y Jorge Urrutia escribieron, en 1982,
para la
Obra poética completa
de Miguel
Hernández, volumen publicado por Alianza
Editorial, podemos leer que "el
menester pastoril le puso más en
comunicación con la naturaleza,
huella imborrable en sus escritos",
agregando que "es en la misma
naturaleza donde aprende la vida,
los milagros vivos y diarios cuya
comprensión va a dar sabiduría a su
obra, enraizándola en la tierra", pues
que "Miguel poeta va a sufrir, sin
duda, los inconvenientes del
autodidacto, pero también va a
gozar las virtudes del hombre
sencillo y natural",
cualidad que tanto
apreciaron los Pablo
Neruda,Vicente
Aleixandre y tantos
otros grandes poetas y
artistas como le
acogieron en Madrid,
ciudad que eligió para
llevar a cabo la
consumación de su obra.
Aunque esta decisión le
llevase al rompimiento con sus
argumentos y creencias de juventud; sobre todo
con el alejamiento amistoso de su amigo
entrañable, José Marín, o sea, "Ramón Sijé",
vertido todo este drama en la elegía que le
dedicó nada más tener noticia del muerte.Ya la
dedicatoria explica su drama interior: "En
Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto
como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto
quería".Y estos son los tres primeros versos de
la
Elegía
, escrita en una humilde pensión de
Madrid, con la urgencia de su pena: "Yo quiero
ser llorando el hortelano/ de la tierra que
ocupas y estercolas,/ compañero del alma tan
temprano"... Resulta evidente que se trata de
una de las elegías más importantes de la poesía
española y de un tributo a la amistad más
imperecedero.
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Pliegos de Rebotica
2017
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Dibujos de Miguel Hernández