Pliegos de Rebotica
2016
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esde 1808 el ingenuo pueblo
español soñaba la esperanza de un
rey que les libraría de los franceses.
Se engañaron solos, el tan esperado
monarca no apareció. Durante la
guerra de la Independencia Fernando VII estuvo
cautivo en Valencay y fueron los españoles los
que por su cuenta asumieron la ocupación
francesa, desde 1808 a 1814.Y lo lograron.
Napoleón saca a su hermano José del trono y
devuelve a Fernando VII el sitio que le había
robado.
El tan deseado rey, recupera y restablece la
monarquía, elimina la constitución de Cádiz,
empieza a perder el imperio en América y ahoga
los pronunciamientos liberales. Entre 1814 y 1820
restaura el absolutismo.
Actúa como si nada hubiese ocurrido desde
1808.
El general Torrijos, héroe de la guerra de la
independencia, exiliado en Inglaterra, siempre
añorando la libertad que predicaba la
Constitución de 1812, trabaja la idea de un
levantamiento en España. Se dirige a Gibraltar
con su gente y cerca de Fuengirola, es apresado
por las tropas absolutistas. Habían caído en una
emboscada tendida por el gobernador de Málaga.
Murieron todos fusilados. Sin haber sido
sometidos a proceso.
La escena nos lo deja un gran pintor: Antonio
Gisbert. La emoción la transmite un soneto de
Espronceda.
Es el historiador Perez Ugena quien nos coloca
delante del cuadro
.
Los prisioneros, de frente al espectador, están de
pie y con las manos atadas… Torrijos ligeramente
adelantado respecto a sus compañeros. Se le nota
reflexivo y se diría que tranquilo, cogiendo la
mano de los dos que tiene a su lado. A su
derecha, Flores Calderón con levita clara,
sostiene la mirada dura y desconfiada. A su
izquierda, un fraile está vendando a Francisco
Fernández Golfín, ex ministro de “la Guerra”
A la derecha de Flores Calderón está el Coronel
López Pinto, un valiente, y a continuación el
oficial inglés, Robert Boyd y Francisco de Borja
Pardio. Estos dos últimos se diría que están
rezando. Generosamente les preparan a morir
frailes de los carmelitas descalzos.
Cerca del mar y de la playa, en la esquina
izquierda, hay un grupo que espera con más
desconsuelo, parece que se han entregado a su
destino. Solo se salva de esta impresión un
hombre que nos asombra. Lleva en la cabeza un
pañuelo rojo al estilo baturro, tal vez lo fuera, su
gesto desafiante nos lo sugiere. Observa el
abrazo de dos compañeros y a sus pies se
arrodilla alguien que adivinamos triste, tal vez el
joven grumete que solo buscaba ser marinero.
En la esquina del cuadro yacen los fusilados con
anterioridad.
En el fondo, difuminados, aguardan los soldados el
momento de la ejecución.
La pintura del cuadro es gris y brumosa, sus
tonos hacen más dramática la escena…
Y con su muerte dieron almas al cielo y a España
nombradía. (Espronceda).
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Beatriz Aznar Laroque
Heroes
olvidados
Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de
Málaga. Antonio Gisbert Pérez, 1887-1888
