Soneto nº 49
Míralos bajo el sol, como de alambre.
Los niños y ave fúnebre infinita
forman paisaje que al amor marchita
en el seno brutal del vil enjambre.
De fe vacíos, llenos de calambre,
con los vientres hinchados y maldita
sombra envolviendo cardo, espino, pita,
miran al cielo desde su cochambre.
Y nosotros posamos la mirada
en cualquier otra parte; los oídos
tapados, ignorando la tragedia.
La asquerosa vergüenza ilimitada
del hambre, de los pechos corrompidos
que nadie en tierra, mar o edén remedia.
Sevilla, noviembre de 2013 A.D.
Holocausto silenciado,
sepultado en la memoria,
flor y nata de la escoria,
del mal redondo brotado.
Eres sinrazón, estado
de sin par decrepitud
que inerva la multitud.
¡Cuánta infame aberración
te ha convertido en legión
hacia el fuego y la acritud!
NO AL ABORTO (Soneto nº 57)
Acerca el corazón a los ovarios,
a la suave caricia de María,
a esa aurora que brilla, dulce y pía,
por encima de tumbas y de osarios.
No alejes tu vivir de los rosarios;
dirige la mirada a la alegría;
camina hacia el azul y el mediodía
ahogando de la muerte a los corsarios.
¿No ves que al conculcar ese derecho
que es de todos avivas los tormentos
en un mundo incrustado en la inmundicia?
Urge cambiar la letra por el hecho
y construir un mañana con cimientos
de alma, amor, esperanza, luz, justicia.
AGUA POTABLE PARA TODOS (Soneto nº 58)
Tienen sed y esa espina los impulsa
a beber de los lodos y los cienos,
de cauces frecuentados por venenos
que irrigan su existencia gris e insulsa.
La sangre se subleva y su repulsa
se inflama en las entrañas de los buenos
hombres.A los chacales tan serenos
la razón de su esfera los expulsa.
¡Dios mío, cuántos niños obligados
por el cardo se elevan a los cielos
tras haber padecido injustamente!
Que el agua eterna lave los pecados
y con verdad le sacie los anhelos
a esta raza perdida en la corriente.
Ese niño que flota
en una avergonzada, gris orilla
con la mirada rota,
de espaldas a la arcilla
degrada el alma humana y la mancilla.
Es tal la mancha oscura,
tan amplio el contradiós de esta cadena
que si la sangre dura
no la tornamos pena
y compasión la raza se condena.
No quiero que la muerte
nos prive de la Luz y la Bonanza,
pero el latido inerte,
y la eterna matanza
agotan de los Cielos la esperanza.
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Pliegos de Rebotica
´2016
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NUESTROS POETAS
Pedro José Pérez Rodríguez