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lgunos tratadistas, como el Barón de Cobos de
Belchite en su magnífica obra “Nobiliario Espa-
ñol”, indican que es en Castilla y en el reinado
de don Alfonso XI donde aparecen los prime-
ros títulos nobiliarios de condes y duques, sien-
do muy poco comunes las dignidades de vizconde y de ba-
rón que aparecerán con más frecuencia en el siglo XVIII.
Tampoco se tiene noticia de la concesión de ninguna digni-
dad con el título de marqués anterior al reinado de don
Enrique II de Trastámara.
Será en Castilla donde se reconocerá el título de Prín-
cipe, según la Ley XI, Título I, Partida 2ª, de Alfonso X,
también como una dignidad nobiliaria; no obstante, duran-
te los siglos XIII, XIV, XV y XIX quedará reservado por
los reyes y siendo únicamente ostentado por personas de
estirpe regia.
Por lo que se sabe, fue el rey don Juan I de Castilla el
que creó el Principado de Asturias para su hijo el Infante
don Enrique, futuro rey Enrique III, con motivo de sellarse,
en la Paz de Troncoso y en las Cortes de Briviesca, el com-
promiso matrimonial con la princesa doña Catalina de Lan-
caster que pondría fin a las pretensiones al trono castella-
no de su madre la Infanta doña Constanza de Castilla, hija
legítimada del rey Pedro I el Cruel.
Una vez fusionados los reinos de Castilla –León conAra-
gón y Navarra, desde la Edad Moderna el Heredero de la
Corona de España, llevará los títulos de Príncipe de Astu-
rias, de Gerona y deViana, así como los de Duque de Mont-
blanc, Conde de Cervera y Señor de Balaguer, si bien para
rememorar que fue en Asturias donde se inició la Recon-
quista, se utilizará el título de Príncipe de Asturias como
principal.
Sin embargo, no todos los herederos de la Corona
han ostentado siempre este título, ya que también se de-
nominaban “Infante Primero Heredero” como fue el hijo
de la fallecida Princesa de Asturias, Dª María de las Mer-
cedes de Borbón y Austria, hermana mayor del entonces
todavía soltero rey don Alfonso XIII, que llevaría el títu-
lo de Infante Primero Heredero hasta el nacimiento del
primogénito del rey.
En otras épocas, como en los siglos XVI, XVII y XVIII,
se concedieron mercedes en Nápoles y Sicilia con el tí-
tulo de Príncipe a personas sin vínculos familiares con la
familia real.
Como se sabe, la Revolución Francesa no sólo destro-
nó sino que decapitó al rey francés Luis XVI, por lo que el
monarca español don Carlos IV, que era su primo carnal, se
sintió en la obligación de declarar la guerra a Francia. El 3
de septiembre de 1795 se firma la Paz de Basilea que pu-
so fin a este conflicto y por ello, don Carlos IV concede el
título de Príncipe de la Paz a su primer ministro don Ma-
nuel Godoy y Álvarez de Faria pero, con motivo de los tris-
tes sucesos del motín de Aranjuez en 1808, se le despose-
yó de todos los títulos nobiliarios que se le habían otorgado.
Durante el reinado de Dª Isabel II, se consideró que a Go-
doy le fuesen rehabilitadas todas las mercedes nobiliarias
pero, a pesar de ello, por el Real Decreto de 31 de mayo
de 1847, no se le restituiría la dignidad de Príncipe de la
Paz, ya que el consejo de Ministros de entonces unánime-
mente consideró que el título de Príncipe debe ser osten-
tado por el heredero de la corona y no hay más Príncipe
que el de Asturias.
Desde entonces cuando los Monarcas y Jefes de Esta-
do se han visto obligados a rehabilitar alguno de los nume-
rosos títulos de príncipe otorgados en nuestros antiguos
territorios italianos, los han hecho rebajando la dignidad, es
decir, si eran Grandes de España además de Príncipes, pa-
saba a ser rehabilitado como Duque, o bien como Marqués
si no portaban aquella suprema distinción.
En el efímero reinado de don Amadeo I de Saboya, se
concedió el título de Príncipe deVergara al ilustre militar li-
beral, general Espartero, que ya era Duque de la Victoria y
Conde de Luchana, en recuerdo del famoso abrazo de Ver-
gara con el general carlista Maroto que en 1839 puso fin a
la Primera Guerra Carlista. Este título era vitalicio por lo
que a su fallecimiento quedaba invalidado.
El título de Duque se conoce desde la época visigoda,
así se tiene noticia de la existencia de los ducados de Can-
tabria al norte, de Cartagena al sureste, de Mérida al suro-
este y de Lusitania al oeste. En Castilla, Fernán González se
hacía llamar Duque de los Castellanos, siendo en 1029 el
primer Conde soberano independiente de este territorio.
Aunque los primeros ducados, como títulos nobiliarios
tal y como ahora los conocemos, tendrán su origen en el
reinado de don Enrique II de Castilla cuando crea en 1370
el Ducado de Soria y el Ducado de Molina, para Bertrand
Duguesclin, y para su hijo bastardo don Fadrique de Casti-
lla el de Duque de Benavente. Sin embargo, de estos tres
ducados, los primeros que considera la nobiliaria española,
los dos primeros revertirían a la Corona en 1375, ya que
Duguesclin prefirió que el monarca le compensara econó-
micamente; siglos después el Ducado de Soria, y con ca-
Mª del Carmen López Cerezano
Orígenes de los
títulos nobiliarios
de los Reinos de España
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Pliegos de Rebotica
´2016
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Escudo del Duque de Fernández Miranda
Armas del Príncipe de Asturias