Revista Farmacéuticos - Nº 118 - Julio/Septiembre 2014 - page 28

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elo un tanto revuelto cayendo un mechón
sobre la frente. Mirada viva y sonrisa pronta,
tiene, acaso por su aspecto, un punto de
chaval travieso en su expresión, una capacidad
inmediata para la empatía.Y se le nota, como a
todo ser humano completo, que aún conserva dentro
el niño que fue.
Da la sensación de que nada le es ajeno, de que puede
entrar y salir de personas y paisajes empapándose del
espíritu que los anima para luego traducirlo a colores
imposibles, a sombras misteriosas, a expresiones que
habitan bajo la piel o detrás de los ojos. Sus amarillos y
sus ocres están hechos de un silencio a punto de
romperse en canto de chicharras. Sus rojos, sin
cordura, arden. Sus azules, sus morados y sus malvas
parecen aletear como a punto de alzarse en vuelo.
Sigo absorta ante sus cuadros hasta que, bromeando,
me recuerda que está allí y empezamos.
¿ Tuviste una infancia cómoda?
No fue cómoda, aunque tanto infancia como
adolescencia fueron felices. Nací en Cacabelos (León),
1942.Teniendo 9 años me traslado con mi familia a
Fuentidueña de Tajo y con 10 años a Arganda del Rey
(Madrid). Mis primeros 9 años, en Cacabelos, además
de mis padres, que fueron ejemplares, tuve la fortuna
de tener un gran maestro, Don Marcelino, quien me
amuebló la cabeza; además aprendí las Ciencias
Naturales directamente ante la pródiga naturaleza de
El Bierzo. En Arganda perteneciendo ya a familia
numerosa de ocho hermanos, siendo yo el tercero de
los mayores, los recursos económicos eran limitados,
por lo que comencé a trabajar con catorce años,
teniendo que estudiar fuera de los horarios
normalizados, participaba en actuaciones teatrales de la
localidad, etc. quitándole horas al sueño.Tales
circunstancias, creo que me forjaron muy
positivamente.
¿Cuándo decidiste ser pintor?
Con 16 años aproximadamente comencé a pintar en
los escasísimos momentos disponibles y sin
asesoramiento. Decidí hacerme pintor a los 17 años,
yéndome a Madrid,
trabajando en una oficina
hasta medio día, dedicando
las tardes a cubrir mis
lagunas de enseñanza
media, a la vez de prepararme en la Escuela de Artes
Aplicadas, para el ingreso en la Escuela Superior de
Bellas Artes,“San Fernando”, el que era muy exigente,
pues ingresamos 28 de 300, un 9% aprox.A lo largo de
mi vida nunca dormí menos.
¿Quién te apoyó en el comienzo?
El Director, empresario de la oficina en la que trabajé
en Madrid,Antonio Corcobado Arroyo, quien me daba
salario de jornada completa aunque yo estaba
solamente por la mañana.Además, él sabía mi intención
de hacer Bellas Artes y me ayudó. Siempre lo recuerdo
como una de las personas clave para mi desarrollo.
¿Conque recursos pudiste hacer Bellas Art es ?
Con 18 años ingresé en la Escuela Superior de Bellas
Artes de Madrid,“San Fernando”, sobreviviendo el
primer curso muy precariamente, con una pequeña
ayuda del “Servicio de Protección Escolar” y decorando
abanicos por las noches, por los que cobraba 25
pesetas, con los reproches de la patrona, porque decía
que gastaba mucha luz, aunque me alumbraba con
aquellas bombillas de escasísima potencia, de ¿40 vatios?
Además, mi escaso tiempo para dormir era
interrumpido por los picores de una colonia de
chinches, que habitaba en el somier. En una de aquellas
lecherías de antes del tetrabrik, me desayunaba con un
vaso de leche fría, sin cocer. Pintaba sobre telas de
colchonetas de los militares, con dudosas manchas,
compradas en El Rastro madrileño, por ser más baratas
que el lienzo de lino; y de los recursos alimentarios, ni
les cuento…¡pero estaba cargado de ilusión!
Tras el primer curso, con nota media de sobresaliente y
varias matrículas de honor, pude obtener beca
completa del Ministerio de Educación, que eran
escasísimas, la que me permitió cursar los estudios sin
tener que recurrir a otros ingresos, pero tenía que
mantener la intensidad y resultados curso a curso para
no perder dicha beca.Ya no tuve que decorar más
abanicos. ¡Cómo ha bajado el nivel de exigencia!
¿Cuántas horas trabajas al día y cuantos
días a la semana?
Desde siempre, he mantenido un
horario con ritmo no metódico.
Mi orden de trabajo, salvo los de
obligado cumplimiento docente
u otros compromisos, está en
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Margarita Arroyo
Pliegos de Rebotica
´2014
HABLANDO ENTRE AMIGOS
Quizá no despreciaría ser rico,
pero nunca me preocupé de intentar
poner los medios para ello, lo que no
me reprocho.
José
Carralero
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