Revista Farmacéuticos - Nº 118 - Julio/Septiembre 2014 - page 24

costumbres. La capital del reino supo seducirle
y así lo plasmó.
En el plano profesional, también colaboró
con las publicaciones periódicas filipinas
“Revista farmacéutica” y “La Ilustración Filipina”
y con las de la metrópoli “La Farmacia
Española” y “El Siglo Médico”.
De Madrid, se trasladó a Gante, en Bélgica,
donde amplió sus estudios con el Prof.
Schwartz, y posteriormente a París, con los
reconocidos científicos Laffon y Latteux, en que
profundizó en Análisis Clínicos. En Europa se
afilió a la masonería.
En 1893, publicó en Madrid un folleto bajo
el título “El Hematozoario del Paludismo”. Así
pues, con preparación postdoctoral vuelve a
Filipinas, ya que se había convocado una
oposición para cubrir plazas del Laboratorio
Municipal de Manila. En diciembre de 1895 gana
la de Profesor Químico.
En 1896 se inician los procesos
revolucionarios en Filipinas, y Antonio Luna es
desterrado en 1897 a Madrid. En la capital de
España nuevamente vuelve al Ateneo en cuya
biblioteca se dedica a instruirse en libros sobre
tácticas y estrategias militares. En Madrid,
además de la presencia de su hermano Juan,
gozó de la hospitalidad del farmacéutico
Celestino Rodríguez. Luna retornó a Filipinas en
1898, haciéndose miembro de la asociación
secreta Katipunan. La alevosa intervención
norteamericana en Filipinas, iba a marcar el
ocaso de España en esas tierras.
Así y entonces, va a empezar el auge y
pronto llegará la muerte violenta de Antonio
Luna en una emboscada que le tendieron sus
compatriotas de otra facción política. En poco
más de un año iba a cambiar mucho la confusa
situación de los filipinos.
Como a casi todos los personajes famosos se
le hacen grandes homenajes después de muertos.
A Antonio Luna también; no en vano se le dedicó
un billete de papel del Banco Central de Filipinas y
un buque de la Armada de su país lleva su nombre.
Asimismo, en este momento debemos
recordar otros hombres filipinos: al cura Burgos,
al médico Rizal, a los políticos Bonifacio,
Aguinaldo, y también al farmacéutico don Juan
Caro y Mora, que defendió su tesis doctoral en
Madrid (1896), con un interesante trabajo sobre
cómo mejorar la salubridad de Manila, para que
con mayor razón siguiera ostentando el título
de “La Perla de Oriente”.
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Pliegos de Rebotica
´2014
Katipunan
El político
El General
Billete de 50 pesos filipinos con la imagen de Antonio Luna
Buque de la Armada filipina que ostenta su nombre
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