Revista Farmacéuticos - Nº 118 - Julio/Septiembre 2014 - page 27

respetar al prójimo, y eso no se compra…, se
aprende.
El acoso escolar como su nombre indica, se da en
edad de escuela o colegio, entre niños y adolescentes,
y es lo que hay que parar. El comentario de
“a ésta
hay que quemarla viva”
no es una niñería, es algo
muy grave, es un maltrato y mucho mas. Son hechos
que por la angustia, inquietud y preocupación
ocasionada,
afectan gravemente a la vida y al
rendimiento escolar
del maltratado, por la
dificultad que padece en concentrarse. Prueba de lo
que digo, es su llamada posterior, para decirme que en
el examen de biología no podía centrarse y la habían
suspendido, cuando han sido escasísimos los
suspensos recibidos en sus estudios.
En general, y como consta ampliamente en la
bibliografía sobre el tema,
“el problema generado con
relación al maltrato, es, por haber ignorado las amenazas,
en parte por la dificultad y vergüenza que les impide a las
victimas verbalizar la situación que están sufriendo y por
otra parte, cuando consiguen verbalizarlo, este problema
tiende a ser minimizado por los distintos responsables del
medio en que se produce”,
que son lo que los pueden y
deben atajar y que en muchas ocasiones,
“supuestamente” miran para otro lado perpetuando
el problema.
Tengo que agradecer al centro escolar donde se
produjeron los hechos, que la actitud de la dirección y
profesores fue la correcta, porque a partir de la
denuncia, se abrió una investigación, siguiendo el
protocolo establecido en estos casos, y se tomaron
las medidas correctivas correspondientes.
”El acoso escolar que sufren muchos niños y adolescentes
tienen repercusiones negativas en su bienestar, en su
desarrollo y en el ejercicio de sus derechos. Los gobiernos,
las autoridades educativas, los centros educativos, los
profesores y las profesoras, las familias y los mismos niños
y niñas podemos hacer esfuerzos para que esto no
ocurra”. Me consta que “existen organizaciones en España
que trabajan para acabar con el acoso escolar porque
consideran que todos los niños y niñas sin excepción,
tienen derechos a ser protegidos de todas las formas de
violencia y al desarrollo de todo su potencial de
aprendizaje en un ambiente seguro”
Tengo que señalar que en esta historia, todo ha
terminado felizmente, y que como la vida y el tiempo
pone a cada uno en su lugar, estoy segura que dentro
de unos años,
“la niña superación
” estará
demostrándonos, que el esfuerzo la llevó a que se
cumplieran sus sueños, de conseguir una mejora de
vida para su madre y hermana, y ser una gran
investigadora en el espacio de la ciencia.
Mantengo mi total rechazo, para aquellos que utilizan
el maltrato verbal o físico con la intención de hacer
daño y quedar por encima de la persona que escogen
como víctima. Pienso que estos chicos o chicas
violentos tienen grandes carencias, inseguridades o
complejos que les hace llamar la atención de alguna
forma porque no pueden hacerlo realizando bien su
trabajo o estudios. Cobardemente desprecian lo que
no pueden alcanzar e intentan destruir. Las actitudes
negativas son consecuencia de hechos anteriores que
están en el subconsciente y pasan factura. El día de
mañana serán los que digan que los triunfadores han
tenido buena suerte. ¡A conseguir algo por el
esfuerzo, lo llaman suerte!
Bueno, pensándolo detenidamente, lo que acabo de
decir no se ajusta a la realidad actual, porque no
todos los triunfadores llegan solo con el esfuerzo a lo
más alto, y no todos los que están en lo más alto, son
los mejor preparados. Pensemos un poco, seguro que
conocemos a más de un “triunfador indocumentado”
(
persona que no tiene méritos o cualidades para el
desempeño de un cargo.
EnciclopediaVox o Larousse),
o lo que ahora está de moda en llamar “analfabeto
funcional”, que significa “
la incapacidad de un individuo
para utilizar su capacidad de lectura, escritura y cálculo de
forma eficiente en las situaciones habituales de la vida.”
Volviendo al tema de la violencia en el acoso de
menores, algunos chicos pueden llegar a ser
terriblemente dañinos para sus compañeros y
ocasionarles miedo a costa de burlarse de ellos y
maltratarlos. Me gustaría que en un futuro se pudiera
realizar un estudio de investigación, y seguimiento,“en
profundidad y en el tiempo”, para saber si los que hoy
son chicos de comportamiento tóxico, serán mañana
los adultos tóxicos y presuntos maltratadores. Se
podría aplicar sencillamente lo que es pura “medicina
preventiva” si así fuera. Mientras tanto, y hasta que
llegue el estudio, podríamos comprender mejor estos
auténticos dramas, si somos capaces de preguntarnos
y respondernos, cómo actuaríamos en un caso
semejante ante el sufrimiento por acoso de una
menor, en nuestra propia familia.
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Pliegos de Rebotica
´2014
LOS CAMINOS COLATERALES DEL CORAZÓN
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