cuerpos imponentes y deformados que
recuerdan a las diosas de la Tierra del
Paleolítico. Sus curvas sugieren colinas o
piedras, intentando representar el enlace
entre el paisaje y el cuerpo, entre la
naturaleza y la humanidad. Una sublimación
de un estigma en el que la mujer se
desprende de adornos innecesarios para
manifestar su unión con lo trascendente.
Fotografía
Dice Susan Sontag (Nueva York 1933 -
2004) en su ensayo “
Ante el dolor de los
demás
” que la fotografía puede ser sin más
un documento, cuando es una representación
de lo que ocurre, o una obra de arte cuando
interpreta –a veces solo con encuadrar y
excluir lo no encuadrado- lo que está
ocurriendo. Esta última opción es la que
consigue Annie Leibovitz, fotógrafa de
renombre nacida en 1949, cuando retrata a
Susan Sontag en los momentos más
dramáticos de su biografía. La escritora, cuya
fisionomía se caracterizaba por una poderosa
melena cruzada por un mechón de pelo
blanco, fue fotografiada por Annie cuando
sufría una alopecia –efluvio anagénico-
ocasionada por el tratamiento con
quimioterapia del cáncer de mama que
padecía. Aunque superó el cáncer, los
tratamientos recibidos favorecieron una
alteración dismielopoyética que finalmente la
llevó a la muerte. Las imágenes, llenas de
fuerza, muestran una alopecia en fase de
recuperación, con un cabello incipiente
totalmente blanco, que contrasta con su piel
morena y gruesas cejas oscuras.
Cine
Ocultas por estética o descuido, apenas
encontramos mujeres alopécicas en el mundo
cinematográfico, el séptimo arte. Sin
embargo la imagen intuida e imaginada de la
más aristocrática alopecia, la de Isabel I
Reina de Inglaterra, se repite en una amplia
filmografía sobre su vida. Pudo ser solo un
mito, pero la representación de su imagen
avala la teoría de la alopecia. Han sido
muchos los actores que han interpretado su
historia: desde las actrices Bette Davis, Jean
Simmons, Cate Blanchett, Judi Dench y
Hellen Mirren, hasta el actor Quentin Crisp.
Todos ellos vestidos de tocados altivos que
dejan ver una frente, acaso, excesivamente
amplia. La historia rumorea acerca de la
alopecia real basándose en datos indirectos,
como el hecho de que poseyese una gran
cantidad de pelucas a lo largo de toda su
vida. Si fue una reina calva –alopecia frontal
fibrosante- o tal vez solo, el fruto de la moda
de la época, no lo podemos saber con
nuestros medios (figura 3).
Epílogo
En este breve recorrido por el arte, la
presencia de las mujeres afectas de cualquier
forma de alopecia se hace patente. En la
pintura la realidad contemporánea, como
hecho cotidiano o como credencial de casos
extraordinarios, surge en los primeros
ejemplos. Mas cerca del tiempo
contemporáneo, aparece como signo de
rebeldía o de conformismo. La escultura es
una fuente de impresión estética. La
fotografía se resume en un documento vital
lleno de implicaciones sentimentales y
psicológicas, mientras que los mitos florecen
en el cine.
Las representaciones referidas parecen hablar
de diferentes diagnósticos y distintas formas
clínicas: alopecia patrón femenino, alopecia
androgenética femenina en el síndrome
SAHA, alopecia areata, efluvio anágeno,
alopecia frontal fibrosante… Todas ellas
forman parte ideal de este capítulo de
Tricología femenina en las Artes Plásticas.
Aquel verso grabado en el “
Autorretrato con
pelo cortado
” de Frida Kahlo, “
mira que si te
quise fue por el pelo, ahora que estás pelona
ya no te quiero
” es solo eso: un verso. Las
mujeres con alopecia habitan en el arte en
todo su esplendor.
■
P
de Rebotica
LIEGOS
21
Figura 3
.
Cate Blanchett representa a Isabel I de Inglaterra
en el cine. La similitud del personaje con la alopecia frontal
fibrosante es llamativa.