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Panorama Actual del Medicamento
ASESORAMIENTO FARMACÉUTICO
6.000 Hz. La mayoría de los mamíferos, especial-
mente los que perciben altas frecuencias, pueden
mover sus pabellones auriculares hacia la fuente
sonora, facilitando así la localización del sonido.
Sin embargo, el pabellón auricular del ser humano
es prácticamente inmóvil e incapaz de orientarse
hacia la fuente sonora, por lo que la orientación
hacia el sonido se realiza mediante los movimien-
tos de la cabeza. Al estar situados cada uno de
los oídos a un lado de la cabeza, los sonidos se
reciben en ellos con distinta intensidad y tiempo,
lo que ayuda al cerebro a interpretar el origen del
sonido. La forma de concha abierta hacia delante
permite diferenciar los sonidos procedentes de de-
lante y detrás del individuo.
El conducto auditivo externo se encarga de con-
ducir las ondas sonoras hasta el tímpano y además
refuerza, por efecto de resonancia, las frecuencias
de 2.000 a 4.000 Hz. El máximo de amplificación
acústica se consigue cuando el eje mayor del CAE
se dirige directamente hacia la fuente sonora, de
ahí la importancia de los movimientos de la cabeza
buscando la fuente sonora.
El pabellón auricular y el CAE, en conjunto, son
responsables de un incremento en la intensidad
de la señal acústica de hasta 18 dB, que afecta
fundamentalmente a las frecuencias comprendi-
das entre 2.000 y 5.000 Hz. El CAE, además de la
función auditiva, tiene una función de protección
del tímpano y del oído medio gracias a su forma
sinusoide, a la presencia de folículos pilosos y a la
secreción de cerumen, básicamente en el tercio
más externo de éste.
En general, las deformidades del pabellón au-
ricular tienen poca repercusión sobre la audición,
hasta el punto de que su ausencia solo produce
una disminución estimada en 10 decibelios (dB),
en el rango de frecuencias entre 2.000 y 5.000
Hz. Por el contrario, los cambios de forma y de
volumen del canal auditivo externo si tienen un
notable importancia en el refuerzo de la resonan-
cia. Este refuerzo se desplaza hacia los agudos en
las estenosis del conducto y hacia los graves en los
conductos muy anchos.
Cuando la permeabilidad del conducto es
menor de 3 mm, independientemente de cuál
sea la causa de la estenosis, se produce una pér-
dida de la presión sonora en frecuencias altas. La
oclusión completa del conducto da lugar a una
hipoacusia de transmisión moderada (del orden de
los 40 a 60 dB), al interferir con los mecanismos de
propagación del sonido. Mientras el canal auditivo
externo sea parcialmente permeable, se mantiene
una audición socialmente normal, de ahí que los