En este verso cada frase encierra una realidad que
sigue estando vigente y que nos muestra la
grandeza de sus palabras
Un día, tuve que realizar un análisis de
confirmación postmortem de un fallecimiento por
una infección profunda. Acudí a la sala de autopsias
con esa doble sensación de “corazón encogido”
lleno de respeto y de cumplimiento de un deber
de investigación siempre necesario. Todo estaba en
orden, la camilla una plancha metalizada y sobre
ella, el cuerpo del difunto. Hasta ahí bien, pero
dentro de mis tribulaciones internas, en un
momento determinado, miré hacia la puerta con la
torunda en la mano, puerta que chirriaba de forma
llamativa, y vi a un hombre pequeño y
sonriente –que conocíamos entonces como mozo
de autopsias– comiendo un bocadillo
tremendamente largo o al menos así me pareció a
mí. Al principio sentí un rechazo a aquella realidad,
¡pero como era posible! ¿Cómo se podía tener
ganas de comer allí? Con el paso de los años y la
lectura del verso de León Felipe, comprendí que
ese hombre correcto en su trabajo, tomaba su
“tente en pie” en su sitio de siempre, y yo sé que
debió ver en mí, una cara muy rara porque me
miraba con dulzura y elevaba los hombros o los
encogía como si me dijera “es lo que hay”. En el
caso de la anécdota en la sala de autopsias, yo veía
la coincidencia del verso:
“
Viendo cómo cavaba una fosa
y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero
”
Y el verso después de exponer realidades me
transmitía también “es lo que hay”, a la vez que,
hacia una transfusión de paz y comprensión en mi
interior, repitiendo que debemos pasar por todo
una vez ligero siempre ligero, sin dejar que se
acostumbrase el pie a pisar el mismo suelo. ¿hay
algo más real, más visionario?
¿Hay algo más real y certero, que su
recomendación de “que no hagan callo las cosas ni
en el alma ni en el cuerpo” y su remate de “para
enterrar a los muertos como debemos, cualquiera
sirve cualquiera, menos un sepulturero”?
2.-Quiero, Sueño
El segundo poema, “
Quiero Sueño
”, unido a un
tercero “
No me contéis más cuentos
”, es la reflexión
de un poeta cansado, desilusionado, harto de los
cuentacuentos que se preparan para asaltar el
poder y la poltrona con cantinelas inútiles.
No me contéis más cuentos,
que vengo de muy lejos
y sé todos los cuentos.
No me contéis más cuentos.
Contad
y recontadme este sueño.
Romped,
rompedme los espejos.
Deshacedme los estanques,
los lazos,
los anillos,
los cercos,
las redes,
las trampas
y todos los caminos paralelos.
Que no quiero,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero que me arrullen con cuentos,
Que no quiero,
Que no quiero,
Que no quiero,
Que no quiero que me sellen la boca y los ojos con
cuentos,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero que me entierren con cuentos,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero verme clavado en el tiempo,
que no quiero verme en el agua,
que no quiero verme en la tierra tampoco,
que no quiero, a su ovillo, como un hilo de barba
sujeto.
Quiero verme en el viento,
quiero verme en el viento,
quiero verme en el viento,
quiero verme en el viento...
quiero... ¡quiero!... sueño... ¡sueño!
Soy gusano que sueña... y sueño
verme un día volando en el viento.
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Pliegos de Rebotica
2018