Revista Farmacéuticos - Nº 135 - Octubre-Diciembre 2018 - page 27

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o más importante de una persona creativa
es la capacidad de llegar al que le escucha,
al que le lee…Una vez alguien dijo “yo
quiero triunfar, ser famoso”, y otro
alguien, que le escuchaba,persona de gran
poder económico, le peguntó con desprecio y
curiosidad: “y para ti ¿qué es triunfar?”.
Humildemente, la respuesta emitida fue “comunicar
sentimientos, llegar con la palabra y el sentimiento
al corazón de las gentes” Yo pensé, ¡qué difícil
conseguirlo!, tanta gente escribe y no comunica
nada, que cuando encuentras alguien que realmente
lo hace, te sientes atraído como si de un nuevo
amor se tratara.Y lo amas, y lo admiras sin
conocerle, que es el paso previo a este amor que
te sumerge en un orgasmo de ilusiones por
descubrir.
Eso es lo que me sucedió con la poesía de León
Felipe, poeta de realidades que es capaz de
transformarlas o traducirlas a verso, y eso fue lo
que me atrapó y me hizo mantener su libro
“oraciones del caminante” en una pequeña mesilla,
cercana a mi cama. Resulta un poco cursi decir que
se convirtió en mi libro de cabecera, pero así fue y
la memoria guardó en mi mente sus palabras, que
también eran mis realidades. No pretendo describir
en este artículo, los orígenes de León Felipe, su
fecha de nacimiento y muerte, sus luchas en la vida,
los escollos a superar, sus amores, porque ha sido
reflejado por otros autores de forma excelente. He
comenzado diciendo que considero a León Felipe
el poeta de las realidades, visionario de realidades,
y voy a señalar cuatro, salidas magistralmente de su
pluma.
1.-Romero solo…
Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero..., sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el
cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los
dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia.Tan bien como el rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.
(León Felipe,Versos y oraciones
del caminante, 1920-1929)
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Pliegos de Rebotica
2018
Aurora Sánchez Sousa
León Felipe
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