Revista Farmacéuticos - Nº 135 - Octubre-Diciembre 2018 - page 38

N
N
o pocas veces me
sentí como tú,
pequeño, ligero,
rodando por
calzadas y veredas. En
ocasiones, hundido en fango
aplastado por extrañas ruedas que
se alejan sin saber ni siquiera
sospechar las razones porque
ruedan.
No pocas veces consolaba leer tu poesía,
aún a sabiendas de que un mal contexto
robó de tu alma la felicidad y la calma.
Y así, contigo y con otros como tú en la
cabecera andamos la vida a veces siendo canto
a veces la carreta, pero siempre con la extraña
sensación de no conseguir la perfecta
comparsa. Cuando ruedas lo haces sobre
piedra y cuando paras van por encima las
carretas. Se llega a sospechar de ánimo
ambiguo. De una mala influencia que alimenta
los procesos de la mente enfrentados al alma
de poeta, Una extraña sensación
profundamente aposentada que grita que algo
va mal aún cuando se prospera, una inquietud
aliviada por las letras pero que siempre
regresa.
Entonces, andando el tiempo se
descubren otras letras, las mismas que
alimentaron tu conciencia y desde ese
privilegio de ser uno en la palabra, el
espíritu se ensalza y se convierte en capaz de
celebrarse a si mismo diciendo de ti lo que
digo de mismo de integrarse en la materia
como uno, siendo cada átomo un átomo
compartido, vagando entre otras almas e
invitando a vagar por uno mismo. Complacidos
por fragancias que de hecho compartimos.
Con el pasar de los tiempos y aunque
siempre te he leído, ahora puedo decirte
que por fin te he comprendido. No es
ambiguo tu ánimo, siempre ha sido el mismo,
incluso cuando llorabas
no era triste el
contenido, llorabas
porque tu sueño era un
sueño prometido enseñado por
la vida y arrebatado por los
mismos, esos que dicen tener la
razón sobre los hombres, los
presentes y caídos. No llorabas de
tristeza, ni de rabia, ni por miedo a algún
destino. Solo era una cuestión de
sentirse comprendido de que alguien te
dijera que también siendo esa piedra
puede celebrarse el camino, que no hay
tanta diferencia, ni contradicción que bastaba
alzar la palabra.
Luego, cuando te marchaste toda una
generación saltó al mundo con la fuerza de tus
versos, tu no lo viste, pero sucedió, muchos lo
vimos y mucha piel se alzó con tus versos, con
tu hermosa contradicción porque como tú
vieron la diferencia entre la potencia y el acto,
como tú agitaron sus conciencias y como tú se
sintieron.
Gracias Felipe, no dejaremos que descanses en
paz porque también tu alma agitó la nuestra
con tu poesía.
n
38
Felices
contradicciones
Pliegos de Rebotica
2018
Javier Arnaiz
1...,28,29,30,31,32,33,34,35,36,37 39,40,41,42,43,44,45,46,47,48,...52
Powered by FlippingBook