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E
l poeta Blas de
Otero cumple
este año cien
años. Una fecha
más de la lista
de grandes celebraciones
que nos están inundando
en este 2016.
Nos preguntamos si la
presencia y la obra de este
gran poeta bilbaíno ha
permanecido en la literatura o
si, por el contrario, se ha cernido
sobre su obra esa sombra que
acontece, con tanta
frecuencia, sobre los poetas
cuando mueren y se
silencian en un largo,
tantas veces, silencio sin
causa alguna, tal vez
como si el purgatorio de la
literatura necesitase ahondar
en el significado de una obra singular y
verdadera.
Blas de Otero representa la imagen del poeta
vocacional y constante (dos cualidades
necesarias siempre) y su obra se levanta sobre
la emoción y sobre el compromiso esencial
con la palabra, con la creación y con la vida.
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En la reciente magnífica edición
de su obra completa, largamente
esperada ( ahora recuerdo a José
hierro cuando insistía en la
necesidad de que sus libros
fuesen editados de manera
definitiva) vamos recorriendo de
su mano, guiada por su
compañera Sabina de la Cruz y la
colaboración de Mario
Hernández, el itinerario
emocional y profundo de su
recorrido por la poesía, desde el
“Cántico espiritual de los primeros años
cuarenta, pasando por “Ancia” hasta
“Hojas de Madrid con La Galerna”
que pudimos conocer ya gracias a
las ediciones prestigiosas de
Galaxia Gutenberg, que nos
sorprendió con aquel libro tan
intenso y renovador de la última
poesía de Blas de Otero.Y en el
camino de una vida compleja y en
muchas ocasiones dificultosa, el
ejemplo y el compromiso quedan
patentes en sus versos
emocionantes y libertadores.
Recordamos las versiones que
Paco Ibáñez realizó de algunos
textos (el inolvidable “Pido la paz
y la palabra”) o las canciones de
Agua viva o Luis Pastor que
nunca faltaban en sus
conciertos
reivindicativos y seguidos
por tantos jóvenes de
esta época…
3
Para mí fue “Ancia “el gran descubrimiento
poético de unos años estudiantiles donde la
poesía se fue convirtiendo en compañera de
viaje, inevitable ya en mi concepción de las
cosas y de la vida. Blas de Otero me regalaba
una manera de reflexionar con hondura y vital
sentido estético, me dejaba al borde de sus
poemas como quien mira hacia un horizonte
en que contempla la lejanía de la creación
como una luz que se rozaba con
los dedos del alma, La
espiritualidad, el existencialismo
ceñido a la búsqueda de la
autenticidad, el dolor de ser
hombre, la brutal palabra del poeta
cuando se pregunta por el sentido
del vivir y del ser frente a la
cotidiana presencia del ser
humano en la realidad que le
rodea y le atrapa: “Posteriormente,
entramos en la Nada./ Y sopla
Dios, de pronto, y nos termina.
Aquí la Tierra fue. Aquí la grada /
del mar. Aquí, la larga serpentina/
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Pliegos de Rebotica
2016
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Blas de Otero
la palabra esencial
José María Muñoz Quirós
“El aire fue mi palabra esencial…”
Blas de Otero