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Pliegos de
Rebotica
2016
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NUESTROS POETAS
Covadonga Morales Vega
No me dejes morir
sin sentir la sangre apretada
en las caderas,
balbuciendo palabras y trémula.
Ya no sé amar simplemente
después de repetir el rito,
y debo aprender a beber
en la copa humana
de sencilla presencia.
Tarde de vaivén y de amor
repetido, variable y feliz.
Quiero ser paloma,
soñar en la ventana sin agonía,
sin coca ni “caballo”, sin estrés
en una noche neutra.,
Remar añoranzas y esperanzas,
deseos y sueños vacilantes.
He perdido la risa y no sé dónde está
Siento los impulsos de la carne hacia las lágrimas,
En una pesadilla de haberla tenido y dejarla escapar.
Grito en una amargura por el ser
que sin verlo se me aleja.
Nostalgia inútil de tus dedos rosados
sueño alocado de labios sobre las rodillas.
En tus trigales me siento romper
llena de escarcha, madurada por la noche
en los sonidos del aire en las espigas.
Gritaré con el búho, para recuperar
el sentir de la piel en la congoja,
sobre la oscura soledad del sentido,
donde bucea mi deseo entre las algas.
Estoy enamorada de la hierba,
de su aroma palpitante
en la espalda, alada de brisas.
Ruedo y ruedo y giro la nuca.
Abrazo el fulgor de los rayos
sobre el horizonte. El verdor,
sabor ocre, me trae añoranzas de ayer.
Sorberé el olor de la tierra mojada
como flor de un rosal de mil flores
donde siento tu sangre caliente
prendida en mis púas.
Despacio, sin ruido, por no despertar
sentimientos de hojas y capullos
debajo del sol y de la escarcha.
Déjame amar violentamente,
hasta que llegue la luna.
Con la perfección de lo imperfecto
me peino los cabellos con un peine,
como remo en la tarde.
Oteo un horizonte sin fronteras
con la mansedumbre de un cordero
por subsistir en la jungla.
“Acúcame”, que soy niña con ojos
de sueños teñidos de rosa.
Enséñame a caminar con el sol
aplastada por un virus de vida
truncada
inevitable.
Quisiera saber morir apretando los puños
con la pasión de este amor que me consume.
Ser un alcotán cazador de amaneceres.