Revista Farmacéuticos - Nº 121 - Abril-Junio 2015 - page 29

En este punto me asaltan diferentes
cuestiones… Si la medicina basada en la
Farmacia Galénica no siempre cura y, en
ocasiones, trae consigo unas reacciones
altamente nefastas para el paciente,
debilitándolo aún más y, por otro lado, la
Homeopatía no ocasiona daño alguno al
individuo y parece haber demostrado en
numerosas ocasiones su capacidad curativa…
¿Qué se opone a la difusión de esta terapéutica?
Tras ver que realmente la Homeopatía ha sido
empleada durante todo este siglo en nuestro
país, que la practican Profesores, que se han
creado boticas homeopáticas, hospitales
homeopáticos… me encuentro con un
documento en la biblioteca de la Real Academia
de Medicina que me hace sopesar si no
estaremos siendo muy obtusos los sanitarios de
este país al dar de lado a esta opción de curar
y, más aún, achacando de intrusos a los médicos
que la ejercen. Con estas líneas hago alusión a
un documento fechado del 2 de abril de 1851
del Juzgado de 1ª Instancia de San Román en
Sevilla donde se juzga por “tentativa de
envenenamiento a Magdalena Lerami” a
Prudencio Querol. Este homeópata fue
denunciado por Antonio Salazar, médico, el cual
pedía a esta Academia que le solicitara “el título
para ejercer de la facultad de cirujano–médico”.
Según pude examinar en distintos escritos del
juzgado con fechas de los meses de abril y mayo
de ese mismo año y que describo casi
literalmente, una paciente, llamada Magdalena,
estaba siendo tratada de “un profundo dolor del
vientre bajo, producto de un padecimiento
crónico y muy antiguo del útero” por el
alopatista Antonio
Salazar el cual, en su
declaración, afirmaba
que los males que
padece “la conducirá
muy probablemente a
la sepultura”. En la
declaración de
Magdalena pude leer
que estos dos años
que había estado
siendo tratada por el
profesor Salazar no
había encontrado alivio
de sus males, y que
había oído hablar
favorablemente de un
facultativo, Prudencio
Querol, al cual mandó
llamar por su sirvienta
un domingo a la una
de la madrugada aquejada de grandes dolores
que sufría desde el día anterior, día que avisaron
a Antonio Salazar y éste no se había presentado.
Así que allí acudió, Prudencio Querol, cirujano
latino, primer homeópata español, mayor de 60
años de edad, el cual se desplazó desde su casa
en la calle de La Sopa hasta el vecino barrio de
San Roque a la una de la madrugada de un
domingo intentando aliviar los males de
Magdalena.
Cuando el médico se encontró con la enferma,
según la declaración de Prudencio Querol con
fecha de 7 de abril de 1851, ella le dijo que
padecía de “asma, leucorrea amarilla,
metrorragia abundante con cuajarones fétidos,
dolores en los riñones, ano, muslos, desde las
ingles hasta las rodillas que desaparecen y
vuelven recorriendo todo el cuerpo, dolores en
el empeine que se remontan y le privan el
sentido […] purgacionándole [sic] en cascada,
descenso en la matriz, dolores en otra parte”. El
Dr. Querol le prescribió “tintura de Azufre en la
cantidad de millonésima de gota, envuelta en
azúcar de leche y 2 papeles con 3 iniciales cada
uno” para que lo tomase a la mañana siguiente.
Prudencio Querol no cobró nada por la visita ni
por la dispensación del medicamento.
Por lo que he podido leer, a lo largo del lunes
Magdalena fue empeorando, sufriendo fuertes
dolores, que parece ser eran más fuertes que
nunca, y es éste el motivo por que Antonio
Salazar, que acudió a ver a su paciente al día
siguiente, decidió abrir una “causa criminal de
oficio a Prudencio Querol para averiguar si las
facultades que le profesa son suficientes para
haber administrado a doña Magdalena ante sus
padecimientos el
medicamento” .
Leyendo estos pliegos
no logro entender por
qué el Dr. Salazar, tras
haber sentenciado que
su paciente no tenía
cura y que su mal la
llevaría a la sepultura,
sin haberse presentado
el sábado cuando lo
llamaron, ataca de
intrusismo a un colega
que hizo un trabajo
avisado de urgencia en
la madrugada de un
domingo y de manera
totalmente altruista.
Más allá de que no
medie botica en la
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Pliegos de Rebotica
´2015
Cuadro de 1857 por Alexander Beydeman mostran-
do figuras históricas y personificaciones de la home-
opatía que observan la brutalidad de la medicina del
siglo XIX.
1...,19,20,21,22,23,24,25,26,27,28 30,31,32,33,34,35,36,37,38,39,...52
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