Revista Farmacéuticos - Nº 121 - Abril-Junio 2015 - page 21

dado su sentido.Yo ya no soy yo, ni mi casa es ya
mi casa". Cristiano confeso y practicante, creyente,
ante la muerte profesaba que la vida no termina
con ella: "Si así fuera, la felicidad sería un engaño".
En 1977 escribió un hondo y extenso ensayo (240
páginas), titulado
Sobre el cristianismo
, "a medio
camino entre la apologética moderna y la reflexión
filosófica" (que nunca deja al margen). Su
posicionamiento firme de pensador creyente ha
sido siempre irrenunciable.
A la conclusión de sus estudios de bachillerato,
Julián Marías tenía sólidos conocimientos de 'letras' y
de base científica, pues había cursado ambas
modalidades de enseñanzas básicas. No obstante, con
prontitud se decantó por proseguir la formación en
humanidades, razón de su elección por la filosofía. "En
mi casa -decía con frecuencia- recibí una actitud de
respeto e interés por el pensamiento y la literatura,
pero con la filosofía no me topé hasta llegar a la
Universidad". El encuentro con sus maestros,
especialmente, Ortega, inclinó definitivamente la
balanza hacia la interpretación filosófica de la persona
(
Mapa del mundo personal
, 1993) y su posición en el
devenir histórico. Julián Marías ha sido capaz, gracias a
sus enormes conocimientos (filosofía, historia,
literatura, sociología, antropología), de interpretar la
realidad social en el tiempo histórico, como lo refleja
sus obras
Los españoles, 1962, España en nuestras
manos, 1978, Ser español, 1987, España ante la historia y
ante sí misma (1898 - 1936
), 1996. Marías proclamó
hasta el extremo su preocupación inagotable por la
naturaleza, dimensión y condición humanas. Sintió
siempre la libertad como esencia de la naturaleza
humana, tanto en lo referente a la persona en sí
misma, como a la persona en su realidad social. Se
refleja de forma inequívoca en su libro
La libertad en
juego
, 1986.
Con todo, la vida personal de Marías (su propia
trayectoria vital) no fue fácil y con responsabilidades
familiares de muy largo alcance, como ya se ha
expuesto más arriba. La situación de España en la
primera etapa de su vida (Segunda República y
Guerra Civil) le llevó a asumir una situación férrea
insobornable de punto de equilibrio personal,
separado de las posiciones impuestas por los dos
partes contendientes, en la que España que le tocó
vivir. Finalizada la Guerra Civil, no le perdonaron su
fidelidad doctrinal orteguiana. Circunstancia que le
condujo a no poder protagonizar su actividad
intelectual en su propia patria y tuvo que marchar
fuera, para ejercer con grandes merecimientos su
verdadera vocación (vivió exiliado algún tiempo en
Argentina, situación que contribuyó a su amor y
dedicación a Hispanoamérica). No pudo ser
profesor en España pero sí en distintos países de
América, circunstancia ya comentada con
anterioridad. Después de mucho tiempo, en 1980
tomó posesión de la cátedra 'José Ortega y Gasset
de Filosofía Española', recién creada, en la
Universidad de Educación a Distancia.
Julián Marías estuvo adornado por una más que
fuerte vocación docente universitaria, que no pude
ejercer en España, salvo de manera esporádica, aunque
sí en otros países, como ya se ha señalado. Como
muestra una escueta reflexión, extraída de su libro
Breve tratado de la ilusión
(1985), que encierra en sí
misma su estilo y sus cimientos : "Lo que quiero
señalar, lo que me mueve a considerar aparte la
amistad nacida de la docencia, es que un ingrediente
suyo suele ser -tiene que ser si la docencia misma es
profunda- la
ilusión.
Si los estudiantes no esperan
ilusionados la llegada del maestro, su presencia, su
enseñanza, no funciona para ellos como maestro, sino
a lo sumo como 'docente' o 'profesor'. Si el maestro,
por su parte, no siente ilusión por su menester, y
concretamente por sus discípulos, en grado muy alto
por algunos, su función es una forma deficiente, una
degeneración de una vocación. Uno y otros tienen que
esperar, anticipar, sentir complacencia, asociarse a las
trayectorias ajenas. Si esta ilusión falta, la auténtica
función no se cumple".
Literalmente, para ganarse la vida, y mantener a su
amplia familia, afortunadamente se dedicó a escribir
libros y colaborar en numerosos periódicos, bajo el
imperativo del rigor intelectual. Ejemplares son sus
artículos, por ejemplo, publicados en Argentina. Julián
Marías nunca ha ocultado, todo lo contario, su
inclinación y admiración histórica americanista
(hispana o ibérica), a tenor de su conocimiento de la
realidad social del continente (
Sobre Hispanoamérica
,
1973 y
España inteligible. Razón histórica de las Españas,
1985, entre otros ensayos).
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