26
●
Pliegos de Rebotica
´2015
●
El despertar de Castilla
Muniadona y Fernán González
Beatriz Aznar Laroque
L
L
o que tenemos en las primeras y
escasas crónicas de los Reinos de
Asturias y León, es una lectura
desesperante, corta y escueta. Los
textos originales nos han llegado a
través de copias e interpolaciones, cuando
no, con invenciones personales unidas a falsas
lecturas. El cronista de la alta Edad Media, no
ve la necesidad de adornar los hechos, es
rápido, pobre en los detalles, nos deja con el
deseo de enterarnos mejor y de más cosas,
queremos que siga escribiendo, pero no hay
más en sus pergaminos. … y nos lleva a
confusiones que hubieran podido aclararse
con dos docenas más de palabras.
Era alrededor del 910 cuando Muniadona, la
hija del conde de Castilla Nuño Nuñez, se
casó con García, el heredero de Alfonso III el
Magno.
Por aquellos años hubo revueltas en León y
como casi siempre descontento en los
condados castellanos. El cronista Sampiro
nos cuenta conjuras contra Alfonso III, nos
dice que sus hermanos, quisieron asesinarle,
pero la rebelión fracasó y acabaron cegados
por orden del rey (Sanchez Albornoz niega la
existencia de tal rebelión).
Los hijos de Alfonso III apoyados por el
entonces conde de Castilla y consuegro del
rey, Nuño Nuñez, se volvieron contra él y
consiguieron destronarle en favor García, el
príncipe heredero.
Muniadona y García fueron reyes en León.
Su reinado duró poco, no llego a cuatro
años, el rey apenas tuvo tiempo de grandes
cosas, pero dejó un buen recuerdo. Murió
entre enero y junio de en el 914.
Pues es en la crónica de Sampiro, donde una
pluma posterior, la del Obispo Pelayo de
Oviedo, hace una interpolación a su gusto. Nos
dice que la reina Muniadona, era hija del conde
castellano Nuño Fernández y que este fue el
artífice del destronamiento de Alfonso III.
Sánchez Albornoz, con la cronología en la
mano, ha demostrado esa imposibilidad. Es
cierto que también Nuño Fernández fue conde
en Castilla, pero se documenta más tarde, a
partir del 921 (los reyes de Asturias y León
nombraban los condes en las distintas regiones
de Castilla, uno tras otro, continuamente,
entonces no eran ni vitalicios ni hereditarios).
En aquellos condados tan confusos y de
líderes cambiantes, surge años más tarde, de
nuevo, el nombre de Muniadona. A esta nueva
Muniadona las crónicas la reconocen como
condesa de Lara y la llaman la comitissima.
Su marido, Gonzalo Fernández, hacia el 900,
siendo conde de Burgos, había fijado su
residencia en el picón de Lara, repobló y
enriqueció la zona. En el 910 era ya conde de
Castilla.
García I de León, por Mariano de
la Roca y Delgado expuesta en el
(Congreso de los Diputados de
España)
Muniadona