Revista Farmacéuticos - Nº 121 - Abril-Junio 2015 - page 27

Algo se nos escapa porque, a partir
del 916, no vemos el nombre de
Gonzalo de Lara en las crónicas. Se
cree que busco refugio en Navarra, tal
vez huyendo de algo o de alguien…
Los historiadores no saben cómo
catalogar las pocas noticias que les
llegan. ¿Son dos personas distintas la
reina de León y la condesa de Lara o
es la misma en distintas situaciones?
¿Hubo dos Muniadonas?
Son datos bastante débiles. Es cierto
que Muniadona, la reina leonesa,
estuvo muy vinculada a Castilla, y ha
sido el historiador, Menendez Pidal,
quien la identificó como la condesa
castellana, madre de Fernán Gonzalez… pero
no todos los medievalistas están de acuerdo.
Pero nada está en contra de fueran una sola
persona la reina y la condesa.
La reina Muniadona, esposa de Garcia I
desaparece de los documentos de la época.
Cuando quedó viuda en 914, pudo casarse
por segunda vez entonces con el conde
castellano Gonzalo Fernández, señor de Lara,
y más o menos en 915 nacería Fernán
González. Es una posibilidad, aunque no está
muy aceptada.
Desaparecido el conde de Castilla, Gonzalo
Fernández, su mujer sigue siendo la
comitissima en Lara. Continua el trabajo de
su marido, su fama de prudente y su
inteligencia llega hasta los historiadores
árabes que llamaron a sus descendientes “los
hijos de Muma o Muniadona”.
Mientras los reyes se suceden en León y los
condes son remplazados en Castilla,
Muniadona sigue gobernando su señorío y
hará de Lara un pueblo, un condado, una
fortaleza, y un alfoz.
Y allí reside con sus dos hijos, Fernando,
llamado así por su abuelo paterno y Ramiro,
nombre del padre de la condesa del cual se
sospecha que pertenecía a la familia real. Este
Ramiro podría haber sido hijo o hermano de
Alfonso III. Tampoco nada de esto es seguro.
De nuevo los cronistas nos confunden. Tal
vez ese posible parentesco seria la causa de
que Fernán González llegara tan lejos y tan
pronto a pesar de su
juventud.
Los castellanos ven,
que en León se les
margina. Ellos no
quieren ser una
continuación del vasallaje leonés, además
viven muy alejados de la corte y del rey y
eso les provoca incomodidad y problemas.
Ya habían disfrutado de algo de autonomía
cuando eligieron a sus jueces. Jóvenes y
rebeldes lo que buscan es crear y trabajar su
propia tierra, la de los foramontanos, la que
habían recuperado en la presura.
Comienza el siglo X y algo importante está
ocurriendo en lo que se conocía por “La
tierra de afuera” la que va de Reinosa hasta
el Duero. Es despertar a una vida nueva, pero
no va a ser fácil, son hombres de muy
variadas costumbres, llegaron a Castilla desde
distintos lugares, de la Montaña, de Liébana,
de las Vascongados, incluso de León. Son
vascones cántabros y astures, con orígenes
diferentes, tienen un afán común pero no
aciertan ponerlo en marcha.
Pero por suerte ahí está el hombre que
necesita Castilla, el gran político formado y
educado por la Comitissima. Es Fernán
González el hijo de Gonzalo Fernández, que
va a lograr hacer de muchos condados uno
solo, más grande y más fuerte, por fin
independiente, y que dará que hablar a la
Historia.
Datos de la obra de Pérez de Urbel.
El Condado de Castilla”
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Pliegos de Rebotica
´2015
El "Libro de los Testamentos" de la
catedral de Oviedo, encargado por un
ambicioso obispo, Pelayo de Oviedo
Obispo Pelayo de Oviedo
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