Revista Farmacéuticos - Nº 121 - Abril-Junio 2015 - page 17

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Pliegos de Rebotica
´2015
dedor de todas las perso-
nas que Teresa y el Greco
conocieron, podría condu-
cir a qué lecturas, qué re-
ferencias y qué amistades
hubieran podido constituir
el nexo de unión o hilo de
transmisión, hubieran he-
cho posible esta comunica-
ción entre las dos persona-
l i dade s , a s í como un
intercambio de ideas y cri-
terios sobre sus respecti-
vos ideales. Aún si los es-
f ue r zos
re su l t a r an
negativos, la investigación
orientada a verificar la exis-
tencia de contactos direc-
tos, quizá podría llevar al
menos al apreciable resul-
tado de localizar posibilida-
des y, a lo mejor, a la exis-
tencia misma de contactos
indirectos.
Para quien considera la
existencia de un cierto gra-
do de convergencia ideal y
hasta espiritual entre nues-
tros protagonistas, pruebas de contactos indirectos no
parecen ser necesarios, pero serían útiles para un más
claro conocimiento de páginas, por demás importan-
tes, de la historia cultural, religiosa y artística de Espa-
ña.
Sin embargo, si parece apreciarse una cierta con-
vergencia, que deja la puerta abierta a los cronistas de-
dicados a la reconstrucción del curso de la historia, pa-
ra seguir teorizando y establecer hipótesis sobre la
influencia de la mística española en el artista cretense,
dejando a un lado aquellos temas de inspiración evan-
gélica en los que se detuvieron tanto los pinceles del
pintor como la pluma de la escritora. Así, María, exal-
tada por Teresa en sus escritos e incluso en la acción
de gobierno de sus Carmelos, es también el centro de
la actividad pictórica de el Greco. La Anunciación del
saludo, la Dolorosa de las crucifixiones, la Iluminada de
Pentecostés, la Santificada de la Trinidad, la Coronada
de las Coronaciones.
Muchas son las pinturas de el Greco dedicadas a
momentos de la vida de Cristo, que coinciden con
idénticos momentos considerados porTeresa. Ella, des-
pués de haber visto al Señor cubierto de llagas y afli-
gido amó la cruz, la abrazó y la deseó. Estas palabras
del libro de laVida recuerdan un momento decisivo de
la consagración de Teresa, pero al mismo tiempo re-
cuerdan el cuadro de El Greco en el que Cristo abra-
za la Cruz.
UNAMUNO, de nuevo, dice que los cuadros de el
Greco parecen “visiones, sueños de lo natural, más que
copias o versiones de éste”. Esta afirmación bien po-
dría confirmar la novedad del cambio toledano de el
Greco y acerca sus pinturas a las visiones descritas por
Santa Teresa.
La cima de la con-
vergencia entre los ideales
deTeresa y las pinturas de
El Greco se podría pensar
que se ha alcanzado en el
cuadro de la Coronación
de la Virgen, que se en-
cuentra en el hospital de
Nuestra Señora de la Ca-
ridad en Illescas. Este cua-
dro se inspira tanto en la
visión intelectual de las
tres personas de la Santí-
sima Trinidad, que descri-
be la abulense en la Sépti-
ma Morada del Castillo
Interior, como en la otra
visión relativa a la solem-
ne acogida reservada en
los cielos a la Asunción y
que la Santa describe en el
capítulo 39 del libro de su
Vida.
En la Asunción de
el Greco, actualmente en
el museo del Prado, EI-
ZENSTEIN encuentra el
eco de otra visión de la
Santa descrita en el citado capítulo 39 del libro de su
Vida, dedicado a las grandes mercedes que le ha he-
cho el Señor, cuando al final del mismo describe la vi-
sión.
Además de las convergencias de composición y de
forma, como las que se han señalado brevemente, se
han vertido hipótesis con otra más en lo que respec-
ta a los colores.
Otro punto de hipotéticas convergencias es el de
los temas. La predilección de Teresa por San José está
en los orígenes del cuadro que, hacia finales del siglo
XVI, fallecida ya la Santa, pinta el Greco para la capilla
de aquellos Ramírez que promovieron la fundación de
un Carmelo en Toledo. Cuadro que por muchos as-
pectos compositivos y cromáticos, ha terminado no
sólo por aclarar algunas elecciones del pintor, sino con-
firmar seguras afinidades espirituales entre el artista de
Creta y la Santa de Ávila.
MARAÑÓN ha creído poder sostener que el pin-
tor “tuvo conciencia de no haber llegado a expresar
el misterio de su fervor con la plenitud que soñaba”.
Y agrega: “los cuadros (especialmente los de la última
época) son señales desesperadas para entenderse con
Dios”.
Justamente es este anhelo el que demostraría que,
al menos en las aspiraciones, hubo convergencia espi-
ritual entre el Greco y la Santa.
Por lo que se refiere a la cuestión debatida y que
pretendo desarrollar, aunque sea brevemente en este
acto, la influencia directa de Teresa de Ávila en la evo-
lución de el Greco, pueden diferenciarse tres opinio-
nes claramente distintas. La primera, representada por
un grupo que se ha limitado a recordar que el movi-
miento espiritual que sostenía Santa Teresa Y San Juan
La coronación de la Virgen (El Greco)
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