Revista Farmacéuticos - Nº 121 - Abril-Junio 2015 - page 16

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Pliegos de Rebotica
´2015
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n este año que camina hacia su fin estamos
celebrando el cuarto centenario de la muer-
te de el Greco, acaecida en 1614 en Toledo,
y el año que viene celebraremos el quinto
centenario del nacimiento de Teresa de Ce-
peda y Ahumada, acontecido en 1515, en Ávila.
Transcurridos todos estos años, el diálogo sobre la
posible participación del misticismo español del siglo
XVI en el cambio que en 1577 se produjo en la pin-
tura de Domenico Teheotocopulos, nacido en Creta
en 1541 y que se traslado a España en el citado año
de 1577, buscando el mecenazgo del rey Felipe II, si-
gue vigente.
Cabe empezar diciendo que el primer español que
afrontó estas cuestiones tras el redescubrimiento de
el Greco a finales del s. XIX fue Manuel Bartolomé
COSSÍO en su libro “El Greco”, publicado en 1908,
que constituye el primer estudio histórico serio, fiable
e informativo sobre el artista, presentando la obra del
autor como quintaesencia del espíritu español y en la
que dice del pintor que su génesis es bizantina, su for-
mación italiana y que se ahormó tan ajustadamente en
Castilla, hasta llegar a ser su mejor hermeneuta y el
primer nombre en el tiempo entre los maestros espa-
ñoles. COSSÍO asoció la transformación artística de
nuestro protagonista con los valores eternos de la cul-
tura y de la historia española. No sólo fue innovador
en estos planteamientos, sino que abordó la relación
entre el pintor y los místicos españoles de la época,
pues nadie antes que él se planteó esta relación, en es-
pecial con Santa Teresa de Jesús y
San Juan de la Cruz; y no hay que
olvidar que el misticismo era con-
siderado como una de las manifes-
taciones más importantes y defini-
toria del peculiar espíritu español.
BARRÉS atribuía a la obra de
El Greco precisamente este misti-
cismo típicamente español, consi-
derando que sus cuadros comple-
taban los tratados de Santa Teresa
de Jesús y los poemas de San Juan
de la Cruz; presentando la cues-
tión como una contraposición en-
tre este misticismo y el humanis-
mo italiano.
Es cierto que este cambio en
la concepción de su pintura supu-
so un paulatino alejamiento del na-
turalismo renacentista, para llegar
a lo que UNAMUNO definió más
tarde como “naturalismo espiritual”, en oposición al
“naturalismo ideal”, en el que influyó el ambiente to-
ledano que encontró a su llegada, que como el de to-
da España, estaba impregnado de una profunda espiri-
tualidad; hasta el punto que BROWN opina que le llevó
a una posición de visionario y místico, donde la men-
te y el corazón podían encontrar refugio.
Teresa, 16 años mayor que él, estuvo en Toledo en
varias ocasiones. La primera en 1562 por un periodo
de seis meses, por obediencia a su provincial, para con-
solar a Dª Luisa de la Cerda en su reciente viudez y
alojándose en su casa-palacio, hoy sede de la Academia
de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Poste-
riormente regreso a la ciudad en 1568, 1570, 1579 y
entre 1580 y 1581. Sin embargo, permaneció en la ciu-
dad un año entre junio de 1576 y 1577.
La reformadora del Carmelo tuvo que afrontar di-
versas vicisitudes, tuvo que hacer frente a todo tipo de
dificultades, incluso a injustas penas como fue ésta de
retirarse a un monasterio de su elección, eligiendo el
de Toledo fundado en 1569, por lo que la tenemos de
nuevo en la ciudad en 1576, de manera que la perso-
nalidad más reveladora del florecimiento místico de Es-
paña vivió en Toledo en los meses en los que habría
empezado a producirse el gran renovador del arte pic-
tórico. Esta curiosa coincidencia ha puesto en boca de
los historiadores estas insistentes preguntas: ¿se cono-
cieron la renovadora de experiencias religiosas y el re-
novador del arte pictórico? ¿se influenciaron recípro-
camente?
Opiniones hay para todos los gus-
tos, pero dudo que tal posible en-
cuentro se hubiese producido, a pe-
sar de que durante algún tiempo
ambos trabajaron en la misma ciudad,
pues de haber tenido lugar, teniendo
en cuenta la forma de ser de la San-
ta, tal encuentro hubiera sido plasma-
do en cualquiera de sus escritos, es-
pecialmente en su rico y abundante
epistolario, salvo que se hubiera per-
dido como parece que así ha ocurri-
do con la mayoría de él.
Puede parecer curiosa la falta de no-
ticias sobre un conocimiento directo
entre la mística y el pintor. Sin em-
bargo, hasta la fecha no se han en-
contrado pruebas al respecto, aún
que se siguen llevando a cabo con-
cienzudas investigaciones. Continuar
con ellas en todos los lugares y alre-
J. Mª Martín del Castillo
Un centenario detrás de otro
El Greco y Santa Teresa
San Juan Evangelista
1...,6,7,8,9,10,11,12,13,14,15 17,18,19,20,21,22,23,24,25,26,...52
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