Revista Farmacéuticos - Nº 119 - Octubre-Diciembre 2014 - page 29

–Una frase que le haya acompañado siempre.
–“Sólo sé que no se nada”, atribuida a Sócrates. O esta
otra:“No digas nunca de esta agua no beberé”; hay que
padecer la sed para entender el refrán.
–¿Qué opina de Dios?
Le busqué. Le busco. El encuentro no siempre se
produce. El primer cuarteto de mi soneto “El silencio”
del libro “Vivir es ser otro” puede definir el estado de
ánimo de ciertos momentos de esa búsqueda cuando
resulta infructuosa:“Pregunto a Dios y nada me
responde. / El silencio es un eco de mí mismo. / Clamo y
mi voz se pierde en un abismo / sin principio ni fin,
cuándo ni dónde”. Pero me aferro a que Él está ahí.
–¿Y qué le preguntaría?
– Tantas cosas, tantos cataclismos inexplicables para el
ser humano, que no cabrían en una respuesta breve.
–Le hago las mismas preguntas pero esta vez
con respecto al diablo.
–Hace algunos años prologué un magnífico libro de mi
amigo José María de Montells titulado “Diccionario del
Diablo”; quedé convencido de que existe pero dudo que
sea del modo en que se supone. El mal existe. No le
preguntaría nada. Es mejor que no se fije en uno… si es
que anda por ahí.
–¿Cuál le cae mejor?
– El bien, naturalmente, aunque no se alcance siempre o,
mejor, no se alcance lo que convendría. Hay suelta
mucha mala leche.
–¿Es feliz
–La felicidad absoluta no existe. Soy razonablemente feliz
cuando soy feliz. Siempre es un estado de ánimo
incompleto y fragmentario. Quien se crea feliz
totalmente, o miente o es idiota.
–¿Qué siente ante la belleza?
–La contemplación y el disfrute de la belleza, en
cualquiera de sus manifestaciones, me produce una
sensación placentera que puede llegar al éxtasis. No es
ningún descubrimiento porque es común al ser humano.
–¿Y ante la injusticia?
–La sensación contraria, que puede transitar de la
vergüenza a la impotencia.
– ¿Es de esos que dicen “la verdad ante
t odo”?
–No digo esa frase pero prefiero la verdad a la mentira,
aunque la existencia humana está trufada de mentiras
más o menos importantes. Es una debilidad humana de
común utilización.Aunque, como se suele repetir, la
mentira tenga a veces las patitas cortas; sólo a veces.
¿Quién no miente? Aquel lema clásico “Ni miento ni me
arrepiento” es una falacia. Mentir alguna vez resulta
inevitable y arrepentirse alguna vez es un signo más de la
inteligencia.
“ ”
El poema es magia. El resto de las
acepciones de magia o planteamientos
mágicos no me han producido hasta
ahora gran interés.
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Pliegos de Rebotica
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