Revista Farmacéuticos - Nº 119 - Octubre-Diciembre 2014 - page 22

E
E
n todas las épocas se han dado casos,
pocos, de ver a un boticario rindiendo
cuentas a la justicia. Tenemos el
ejemplo de León Felipe, juzgado y
condenado a dos años de prisión en
Santander por un delito de estafa. Parece ser
que empleó sus largas horas de encierro en leer
y releer El Quijote y aficionarse a la poesía. Eso
que ganamos todos.
Valgan de muestra dos casos. Hechos ocurridos
a finales del siglo XIX y en la primera mitad del
siglo XX en Madrid.
PRIMER CASO
Es diciembre de 1893. En esa época todo es
demasiado bueno para unos y demasiado malo
para otros. La mayoría de las personas eran de
gorra y alpargata, con jornales míseros. Es
alcalde de Madrid don
Santiago de Angulo.
Una joven de
17 años se
siente
indispuesta. Se
acerca, desde la
calle Santa
Isabel donde
reside, al
cercano
Hospital San
Carlos. Allí el
médico de
guardia
prescribe
veinte
papelillos de
una mezcla de bicarbonato de sodio y lithines. A
pesar de tener una farmacia cercana a su casa,
en la misma calle, la joven deja la receta en la
farmacia de Antonio Nazario Tribaldos en la calle
Preciados.
Por un error inexplicable, el polvo contenido en
los papelillos es un derivado del opio y la joven
fallece. El padre de la víctima es entrevistado
una y otra vez por numerosos periodistas. El
hecho conmueve a los madrileños y la profesión
farmacéutica queda en entredicho. Tres años
después, 1896, comienza el juicio.
En esos años de espera, Madrid conoció otros
alcaldes: en 1894, conde de Romanones, en 1895
Peñalver y en éste 1896, el conde de Montarco.
No duraban más de un año cada uno.
En el juicio oral que nos ocupa, el informe del
fiscal es sumamente breve, apreciando que el
hecho es constitutivo de un delito de
envenenamiento por imprudencia y pidiendo al
jurado un veredicto de culpabilidad. El acusador
privado añadió algunos detalles encaminados a
demostrar la imprudencia temeraria cometida por
el procesado.
Como abogado defensor, el prestigioso Pérez
del Soto, quien toma la palabra en la última
sesión del juicio dirigiendo algunos ataques
contra la prensa periódica por haber dado
cabida en sus columnas al padre de la víctima
para intimidar al jurado. Se trata de un
homicidio imprudente y pide la absolución del
farmacéutico. Ante el asombro de propios y
extraños, Antonio Nazario Tribaldos queda en
libertad.
SEGUNDO CASO
El siguiente caso que vamos a exponer, ocupó
grandes titulares en la prensa “
Equivocó una
fórmula y causó la muerte, por
envenenamiento, a una mujer
”, “Un
farmacéutico de Madrid en el banquillo”.Ocurrió
en 1920 año que parece señalado por un
destino dramático. Hay hambre, mucha. Una
gigantesca manifestación de protesta por la
22
Marisol Donis
Pliegos de Rebotica
´2014
LOS BOTICARIOS
No se trata de ningún escándalo sanitario con
estafa de por medio. Ni por ensayos clínicos
ilegales, o por hurto continuado de
medicamentos a los mayoristas.
Boticarios en el banquillo
A propósito de dos casos
1...,12,13,14,15,16,17,18,19,20,21 23,24,25,26,27,28,29,30,31,32,...52
Powered by FlippingBook