Revista Farmacéuticos - Nº 119 - Octubre-Diciembre 2014 - page 27

de la caza portadora del virus, éste se puede transmi-
tir por contacto con la sangre y las secreciones. Esta
forma sería la transmisión de
animales al hombre
.
En el hombre, el periodo de incubación puede osci-
lar entre 2 y 21 días y parece que los pacientes no son
contagiosos durante ese periodo de incubación. La con-
firmación de casos de infección por Ébola sólo se pue-
de conseguir mediante pruebas de laboratorio. Solo
existen
cinco laboratorios
en el mundo equipados pa-
ra trabajar directamente con este tipo de virus. El más
conocido es el laboratorio del CDC (
Center for Disease
Control
, Centro para el Control de Enfermedades), en
Atlanta (Georgia, EE UU).Actualmente somos conscien-
tes de que la protección individual de cada persona es
fundamental para evitar contagiarse.
Haciendo historia, en 1976, se descubre el virus del Ébo-
la, en una aldea cercana al río Ébola, –de ahí su nom-
bre–, en Zaire (República Democrática del Congo) y ca-
si simultáneamente también se detecta otro caso en un
trabajador de una fábrica de tejidos en Sudán, cuyos
síntomas eran diarreas y vómitos sanguinolentos. Murió
este hombre y otros 150 más al extenderse la enfer-
medad. Ningún científico pudo determinar el origen del
mal, pero todos repararon en que del techo de la nave
colgaban enormes murciélagos, oriundos del lugar.
Una vez revisada la transmisión desde animal a
hombre, es importante saber cómo es la
transmisión
de persona a persona
. El mecanismo de contagio,
de la inoculación del virus en sangre puede ser por
cortes o pinchazos con agujas contaminadas; por con-
tactos con fluidos y secreciones del enfermo (sangre,
heces, orina, vómitos, saliva o semen). Pero también
pueden producirse infecciones cuando las heridas
abiertas de una persona sana o sus mucosas, entran
en contacto con entornos contaminados, como pren-
das de vestir o ropa de cama. Por eso el personal sa-
nitario (el más expuesto al contagio) debe ir siempre
equipado para su protección.
Incluso cuando el virus desaparece, supuestamente
sigue habiendo riesgo de contagio, por ejemplo, a tra-
vés de relaciones sexuales; según los estudios realiza-
dos, los hombres pueden seguir transmitiendo el virus
a su pareja por el semen hasta siete semanas después
de haberse recuperado.
En Europa, parece improbable una epidemia como
las ocurridas y descritas en África, porque las condicio-
nes son muy distintas; pero aunque no tengamos el re-
servorio de murciélagos y la transmisión animal-perso-
na, si es cierto que cada vez se viaja con mayor
frecuencia a todas partes del mundo, incluidos los luga-
res reseñados más arriba como lugares de alto riesgo
para el Ébola, lo que nos hace tener presente que ne-
cesitamos estar preparados para estas circunstancias, y
así, podremos ayudar positivamente, con todas las ga-
rantías para el enfermo y para sus cuidadores.
En África, la expansión del virus está ligado muchas
veces a los ritos funerarios de fallecidos por Ébola, en
los que los participantes, familiares y amigos, lavan el
cuerpo del difunto, siendo una fuente importante de
riesgo de contagio en las comunidades afectadas. Son
costumbres arraigadas, y como dice la integrante de
Médicos Sin Fronteras
, Claudia Ermeninto, se trata
de una "cuestión cultural".“
Cuando la persona enfer-
ma fallece, el virus tiene 48 horas de mayor virulen-
cia. En el tratamiento del cadáver, el tocarlo, el la-
varlo, el besarlo, propaga el contagio
Entonces, hay que tener en cuenta, que aunque en
este momento no exista vacuna ni cura para el Ébola,
la prevención y una buena higiene son necesarias, man-
teniendo hábitos como el lavado de manos que de al-
guna manera puede contribuir a detener la infección y
su propagación. El médico húngaro Semmelweis, en
1847, inició en el hospital de Viena, un programa de la-
vado cuidadoso de las manos con agua jabonosa calien-
te, cepillo de uñas, terminando con otro de agua clora-
da; de esta forma redujo el índice de mortalidad de
enfermos quirúrgicos a una vigésima parte del nivel pre-
vio. Y tristemente, como a veces ocurre, a pesar de su
importante contribución, fue denigrado por sus colegas
y murió olvidado en un manicomio.
Hablando de manos, hablando de higiene, tal vez
si todos fuéramos conscientes de la importancia de
las manos como fuente de transmisión de infecciones,
si comprendiéramos los días y años de investigación
de los cazadores de microbios para luchar y eliminar
la existencia de enfermedades provocadas por aque-
llos microorganismos asesinos, si nos interesásemos
un poco mas de los consejos de los expertos en pre-
vención de infecciones, actuaríamos de forma bien dis-
tinta. Sin tener nada que ver con el tema del Ébola,
pero si con las contaminaciones, y con todo respeto
a costumbres establecidas desde siempre, en lugares
religiosos, no llego a entender por qué, cuando entra-
mos en una iglesia nos encontramos con piletas de
agua bendita, donde metemos (cientos de personas)
nuestros dedos siempre portadores de gérmenes. ¿Se-
ría posible evitar esa fuente de contagio colocando
dispositivos asépticos que seguro existen? ¿Por qué
no se establece que la comunión debe darla el sacer-
dote en las manos del que la recibe y no en la boca?
Pido disculpas si mis palabras pueden herir sensibili-
dades, pero tal vez si lo pensamos, no es tan desca-
bellado proponer que se pueda corregir algo tan evi-
dente. No es momento de generar pánicos absurdos,
es momento de aplicar el sentido común y el sosie-
go.Y ahora no me refiero a África, sino al país donde
vivo, que es España.
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Pliegos de Rebotica
´2014
LOS CAMINOS COLATERALES DEL CORAZÓN
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