Revista Farmacéuticos - Nº 119 - Octubre-Diciembre 2014 - page 26

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adie iba a decirle, hace aproximadamente
350 años, a un joven llamado
Antonio
van Leeuwenhoek
que sería considera-
do como el primer cazador de microbios.
El tendero inculto, según le criticaban sus
vecinos, pero el único hombre en toda Holanda que sa-
bía fabricar lentes tallando el cristal, gracias a su tesón,
terquedad y afán de saber; el primero que nos enseñó,
que la ciencia es el intento de encontrar la verdad me-
diante la observación cuidadosa y el razonamiento. Su
tesón y afición por tallar lentes, le permitieron ver mi-
llones de seres vivos agrandados de tamaño, a través de
ellas, en una simple gota de lluvia. Seres invisibles a sim-
ple vista o como se dice en el laboratorio, “al ojo des-
nudo”, que viven crecen, libran batallas y mueren. Seres
que a veces pertenecen a una especie que destruye y
aniquila razas enteras de hombres.Asesinos silenciosos,
que lo mismo matan niños en sus cunas como a reyes
en sus palacios.
Pues bien, este es el mundo invisible, al que
Leeu-
wenhoek
fue el primero en asomarse. Miró a través
de un ojo mágico o microscopio y vio los microbios.Y
se sucedieron en el tiempo
Lázaro Spallanzani
,
Louis
Pasteur
,
Robert Koch
,
T. Smith
,
D. Bruce
,
P. Ehr-
lich
… como destacados cazadores de microbios.
Y llegamos a los años 80, y aparece en nuestro pa-
ís, y en nuestros hospitales , pacientes con el virus de
la inmunodeficiencia humana (VIH), virus con origen en
el África ecuatorial, donde pasó a los humanos como
una mutación del virus de los monos verdes africanos
y de los chimpancés. El premio Nobel de Medicina de
2008 fue otorgado a
Luc Montagnier
y
Françoise
Barré-Sinoussi
por el descubrimiento y aislamiento de
este virus en 1983. Según Montagnier después de 30
años de investigación, afirma que con los retro-virales
se ha conseguido cronificar la enfermedad, lo cual es un
gran adelanto, pero los pacientes no se curan por que-
dar en el cuerpo, pequeños
reservorio
s del virus. Re-
salta “
l
a alta vulnerabilidad hacia el virus en los pa-
cientes de África Austral, donde el 15% de la pobla-
ción vive con VIH
”, siendo imposible mantener la me-
dicación de por vida a millones de habitantes por el
costo tan elevado que supone para poder afrontarlo.
Y llegamos al momento actual, 2014, y aparece el
Ébola. Un brote en África con más de 9.000 contagia-
dos. Surge preocupación, miedo, pánico, cuando llega a
España. Y es comprensible el miedo a lo desconocido.
Ante todo, vaya desde este escrito, mi homenaje a to-
das aquellas personas dedicadas por profesión y voca-
ción al cuidado de aquellos enfermos con infecciones
de alto riesgo, como el Ébola, profesionales del labora-
torio analizando las muestras (secreciones y fluidos del
enfermo), dando ejemplo de profesionalidad y valentía,
mostrando con su trabajo silencioso y constante la ri-
queza interna de los habitantes de un país, el nuestro,
que salvo excepciones puede considerarse como soli-
dario, muy solidario. Solidaridad que comienza a cono-
cerse -por algunos- cuando unos misioneros cooperan-
tes, destinados en África Occidental desde hace años,
dedicando su vida a los más necesitados, contraen una
infección por el virus del Ébola, debido a un brote epi-
démico de fiebre hemorrágica vírica grave en seres hu-
manos. En general y en su comienzo, es difícil el diag-
nostico diferencial con otras enfermedades febriles
como la malaria, pero una vez diagnosticada, nos encon-
tramos con que, según la Organización Mundial de la
Salud (OMS), actualmente no se dispone de ningún tra-
tamiento antivírico específico que cure la enfermedad,
no se conocen sueros o vacunas para combatirla y an-
te el peligro del contagio es necesario medidas de ais-
lamiento de los pacientes afectados. Hay varias vacunas
en fase de pruebas, pero actualmente no existe ningu-
na vacuna autorizada contra el virus del Ébola. Pero, ¿co-
nocemos algo más de esta enfermedad?
Es preciso saber cuál es el
reservorio
y cómo fun-
ciona la
transmisión
de la enfermedad. Según la pro-
pia información de la OMS: "
El virus es transmitido al ser
humano por animales salvajes y se propaga en las pobla-
ciones humanas por transmisión de persona a persona
".
Hasta donde sabemos, el virus comienza en África cen-
tral, enfermedad que ahora asola Guinea, Liberia, Costa
de Marfil y Nigeria.
El reservorio del virus son los
murciélagos de la fruta
-de la familia Pteropodidae-
que recorren largas distancias, y son cazados y comidos
por personas del entorno o también transmitidos a
otros animales tipo primates que consumen la fruta
mordida por los murciélagos, u otros animales de caza.
Estos murciélagos son una
delicatesen
, una carne muy
apreciada, que se come, vuelta y vuelta, a la parrilla, y
estas carnes o la sangre insufientemente cocinadas pue-
den vehicular la infección. También, durante el despiece
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Aurora Sánchez Sousa
Pliegos de Rebotica
´2014
Factores de riesgo y
Ébola
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