Revista Farmacéuticos - Nº 119 - Octubre-Diciembre 2014 - page 35

Como digo, es a través de los árabes cuando la
alquimia, al tomar su forma permanente, aparece entre
nosotros y es precisamente el siglo XVII, el que marca
el inicio de su muerte que será definitiva en el XIX
con la llegada del racionalismo.
Pero la alquimia combina elementos de química,
metalurgia, física, medicina, astrología, misticismo,
espiritismo y arte; en una red de escuelas y sistemas
filosóficos que dicen que abarca al menos 2500 años.
Por otra parte la alquimia fue una de las precursoras
de las ciencias modernas y muchas de las sustancias y
procesos de la antigua alquimia, siguen siendo pilares
fundamentales en las industrias modernas de química
y metalurgia.
Fueron varias las civilizaciones que aportaron su
granito de arena a los orígenes y auge de la alquimia:
Grecia por ejemplo aporto métodos técnicos y
mágicos a la vez. Los griegos ya conocían el cobre, el
bronce, el hierro, el oro y la plata. Conocen los tintes,
fundir esmaltes y sobre todo extraer el cinabrio, que
era como un sulfuro rojo, liquido y brillante, muy
pesado y que posee las propiedades de un metal. Pero
los alquimistas griegos se basaban casi siempre en
teorías y especulaciones y muy pocas veces en la
experiencia y el estudio. Debían ser algo vagos
aquellos griegos ...
A la alquimia se la conocía como “la ciencia de las
ciencias” al asegurar que transmutaba cualquier metal
en oro. Esta promesa de riquezas ilimitadas fue ¡pero
que muy bien recibida! por los nobles y altos cargos
de la Edad Media, que financiaban a los alquimistas
para conseguir “la piedra filosofal” y sobre todo el
“elixir de la vida”; la medicina que en opinión de los
sabios quitaba la corrupción del cuerpo humano
alargando la vida durante muchos siglos. La idea de la
inmortalidad fue poco a poco remplazada por la
longevidad, porque según decían “
El tiempo que el
hombre pasa en la tierra es la preparación para la
inmortalidad en el mundo de Dios
”.
A lo largo de la historia
existieron varios alquimistas
que de una forma u otra
han contribuido al
desarrollo de ciencias que
en algún momento
estuvieron ligadas a la
alquimia. Pero cuando
hablamos de alquimistas
famosos, de momento, no
nos acordamos más que de
Paracelso, San Cipriano o ¡el
Mago de Oz!
Pero los alquimistas no
solo se preocupaban en
descubrir la “piedra
filosofal” para transmutar
los metales en oro, o una
panacea que curara todas
las enfermedades, lo cierto
es que investigaban las
fuerzas de la naturaleza y las condiciones en que
actúan. El oro puro simbolizaba la materia primordial
de la que creían se derivaban los cuerpos compuestos
o cuerpos simples.
Había alquimistas cabalísticos y alquimistas
esotéricos. Los primeros investigaban la composición
material de los cuerpos en busca del ansiado
disolvente universal; los esotéricos eran verdaderos
filósofos místicos que por medio de la alquimia
espiritual procuraban transmutar el grosero barro de
la naturaleza inferior en el oro puro de la naturaleza
superior.
Pero la Alquimia era una ciencia evidentemente
machista. Era el papel pasivo al que habitualmente se
había relegado a las mujeres, dentro del desarrollo
científico europeo, hasta el siglo XX. En aquella
época a la mujer no se la permitía aprender a leer ni
a escribir, pero hubo mujeres alquimistas y
¡bastantes! No se como se las arreglarían… La que
más me ha llamado la atención ha sido Perenelle.
Según cuentan era una mujer bellísima, que cuando
casó con Nicolás Flamel ya había tenido dos
esposos que engrosaron ¡y de que forma¡ su
fortuna, que según la leyenda gasto en nuevos
proyectos de investigación. La realidad es que muy
poco se sabe de ella, al no haber documentos
históricos fiables. Su marido, el rabino y alquimista
francés Nicolás Flamel, logró elaborar la piedra
filosofal así como el secreto de la inmortalidad. Fue
un personaje rodeado de leyendas. Se cuenta que
encontró un “grimorio” con grandes saberes que
tardó 21 años en descifrar y que fue de los pocos
alquimistas que logró la transmutación de los
metales en oro y la elaboración del elixir de la vida.
Pero lo cierto es que solo fue un escribano jurado
de la Universidad de Paris. Por leyenda se cree que
en este matrimonio fueron alquimistas los dos, pero
los rumores eran tan fuertes que indica que tal vez
no se trate solo de habladurías. Sobre todo cuando
a los pocos años de morir,
al abrir sus tumbas, se
encontraron ambas vacías.
Señal inequívoca de haber
encontrado el tan buscado
“elixir de la vida”. O al
menos eso dice la leyenda:
que resucitaron y que hoy
día tal vez estén entre
nosotros, con otro nombre
y otra apariencia.
A sí que por favor hay que
tener mucho cuidadito con
quien se habla ... No vaya a
ser el mago alquimista de la
Edad Media y se le ocurra
convertirnos
en…¡¡¡GARRAPATAS!!!
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Pliegos de Rebotica
´2014
RELATOS
El alquimista en busca de la piedra
filosofal. Joseph Wright, 1771
(Museo de Derby).
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