Revista Farmacéuticos - Nº 119 - Octubre-Diciembre 2014 - page 28

–Empecemos por una pregunta facilita: ¿Qué
tal se lleva con la muert e?
–No tengo el disgusto de conocer a la muerte; al no
conocerla no puedo llevarme ni bien ni mal; me ocurre
con la muerte como con los clásicos: es una referencia.
Una referencia de que vamos de paso. Como escribió
don Antonio Machado “lo nuestro es pasar”.
–¿Y con la vida?
–Me llevo razonablemente bien. La vida es una sucesión
de acontecimientos, de logros, de renuncias. Me temo
que nadie está contento con su vida porque el ser
humano es ambicioso por naturaleza. La medicina avanza
tanto que la cita con la muerte se aplaza cada vez más;
mi padre murió a punto de cumplir 96 años. Eso
tampoco es bueno porque una vida tan larga acaba
siendo tediosa y molesta para el protagonista y sus
próximos; los ancianitos son una lata.
–¿Hay algún parecido entre la religión y la
política actualmente?
–A partir de la Ilustración se sucedieron los llamados
“catecismos políticos” que trataban de inculcar a las
sociedades ciertas enseñanzas morales, pienso que con
mejor voluntad que fortuna. En cierto modo la política,
las ideologías, son algo así como religiones laicas que
imparten una especie de sacramentos civiles, si se
pudiera emplear este término. En la política abunda la
apostasía.A menudo el pecado de los políticos es la
soberbia, a veces la avaricia y en ocasiones la lujuria. ¿No
se habla del erotismo del poder? Pero son pecados de
una distribución generosa no
sólo entre los políticos.
–¿Querría ser inmortal?
–No, por favor. Qué
aburrimiento.Acaso me hubiera gustado vivir más de
haber nacido un siglo antes queVillamediana, Lope, o
Quevedo para llegar así al Siglo de Oro, para poder ir de
vinos con ellos.Tengo menos confianza en el futuro, que
no conoceré, que en el pasado, que ya es historia. Lo que
no significa que crea que el pasado fue mejor.
–A la vista de los tiempos que corren, ¿el
dinero siempre corrompe ?
–No siempre, no siempre… Hay que tener madera de
corrupto. Los amantes de la Historia sabemos que la
corrupción ha ido unida al poder; no pertenece sólo a
nuestro tiempo. Corrupción, por ejemplo, es lo que
había detrás de lo que ha pasado a la historia como “las
cuentas del Gran Capitán”. Y lo que corrompe no es el
dinero sino la voluntad y la práctica de conseguirlo por
fines ilícitos. Lerroux, primer ministro de la Segunda
República dimitió porque unos corruptos regalaron un
reloj de oro a su sobrino…Ahora ya no pasan esas
cosas; me refiero a que los que corrompen no regalan
relojes sino bolsas llenas de billetes de 500 euros, y los
corruptos dimiten sólo cuando los desenmascaran, y no
siempre; desde luego nunca por el hecho de que un
sobrino acepte un reloj.
–Y ya que tocamos la faceta económica, ¿Cuál
es su precio?
–No me lo he planteado, creo que sería una reflexión
inútil. Soy más o menos feliz con lo que tengo y
reconozco que nadie me ha intentado corromper. Será
porque mi vida política nunca ha sido ejecutiva sino
parlamentaria y no tenía ocasión de hacer favores
apetecibles… O porque tengo cara de tonto.A veces me
acomplejo: nunca me han ofrecido uno de esos sobre
cargados de billetes y nunca ha tratado de fotografiarse
conmigo ese chaval de psiquiatra que llaman “el pequeño
Nicolás”. Uno no es nada… El tema del precio de cada
cual a cambio de algo ansiado me recuerda aquella
película de Adrian Lyne “Una proposición indecente” con
Redford y Moore como protagonistas. Moore estimó el
precio de una noche loca con
Redford en un millón de
dólares. Puede que lo
valiese…pero yo no tengo el
millón.
28
Margarita Arroyo
Pliegos de Rebotica
´2014
HABLANDO ENTRE AMIGOS
La libertad es indudable que existe,
aunque no siempre y no para todos. Ya
dijo Don Quijote que “por la libertad se
puede y debe aventurar la vida”.
Sólido. Cordial. Honrado. Inteligente. Cabal.
Afable. Irónico. Ingenioso. Sonrisa pronta.
Sentido del humor siempre a punto. Ojos
vivos. Mirada honda que analiza.
Sé de buena tinta que está reconocido por
todos los partidos políticos como un gran
negociador. Durante siglos los Van-Halen
intervinieron en la historia. Y él decidió no ser
menos. Se asombra de que no le pregunte
sobre política o literatura, sus territorios de
dominio por derecho propio. Pero hoy toca
indagar en el ser humano.
Juan
Van-Halen
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