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NUEVOS FÁRMACOS
Panorama Actual Med 2013; 37 (366): 737-744
PREVENCIÓN DEL RECHAZO
EN TRASPLANTE RENAL
La insuficiencia renal terminal es un problema
sanitario de primer orden, cuya incidencia está
creciendo de forma notable, en torno al 8%
anual. En esta situación, el trasplante renal es con
siderado como el tratamiento de elección, ya que
mejora las tasas de supervivencia y la calidad de
vida en mayor medida que la hemodiálisis. España
se encuentra a la cabeza de esta actividad clínica,
con una cifra de donaciones per cápita de las más
altas del mundo (33,8 donantes cadavéricos por
millón de habitantes), mientras que en el resto de
Europa, la cifra media ronda los 14 donantes. Con
las actuales técnicas quirúrgicas y tratamientos in
munosupresores se consiguen altas tasas de éxito.
Como ejemplo, cabe destacar la supervivencia
media del trasplante renal en la Unión Europea,
del 90% al año, siendo a los 5 años del 77% (do
nantes cadavéricos) y del 86% (donantes vivos).
A los 10 años, la supervivencia manteniendo la
funcionalidad del injerto es del 63% (
Barbarroja,
2011
).
Sin embargo, quedan por resolver dos im
portantes problemas. Por un lado, la elevada
morbimortalidad asociada al tratamiento inmuno
supresor de por vida para mantener dicho tras
plante, manifestada tanto a nivel cardiovascular,
como por infecciones oportunistas y por la apa
rición de tumores. Y por otro, la aparición de los
rechazos agudo y crónico, que en muchos tras
plantes conducen a la pérdida del injerto.
El
rechazo inmunológico
o
aloinmunidad
se
produce por un exceso de inmunidad frente a te
jidos extraños al individuo. Los linfocitos regulan
estas complicaciones propias de los pacientes tras
plantados a través de la tolerancia inmunológica,
que puede ser central y periférica, produciéndose
ambas tanto a nivel de los linfocitos T como a ni
vel de los linfocitos B. Los principales mecanismos
de tolerancia son la eliminación (muerte celular
por apoptosis), la anergia (inactivación funcio
nal) y la supresión mediante linfocitos T regula
dores. Los mecanismos efectores utilizados por el
sistema inmunitario para rechazar los aloinjertos
están mediados por linfocitos CD4 alorreactivos,
linfocitos CD8 alorreactivos y aloanticuerpos, que
provocan el rechazo por mecanismos diferentes.
El rechazo de injertos se clasifica según sus carac
terísticas histopatológicas y la evolución temporal
del mismo.
El
rechazo hiperagudo
se caracteriza por una
oclusión trombótica de la vasculatura del injerto
que comienza al cabo de minutos a horas después
de la anastomosis entre los vasos del receptor y los
del injerto. Se debe a la existencia previa en la cir
culación del huésped de anticuerpos que se unen
a los antígenos endoteliales del donante (
aloanti-
cuerpos preformados
). La unión de estos aloanti
cuerpos al endotelio provoca una activación del
complemento que origina una lesión en las células
endoteliales y la exposición de las proteínas de la
membrana basal subendotelial, lo que conlleva la
activación de plaquetas. La estimulación de célu
las endoteliales origina la secreción de formas de
factor de von Willebrand
de alto peso molecular
que intervienen en la adhesión y agregación pla
quetarias. Tanto las células endoteliales como las
plaquetas experimentan una vesiculación de sus
membranas que conduce a la salida de partículas
lipídicas que favorecen la coagulación. Las células
endoteliales pierden proteoglicanos de superficie,
como el heparán-sulfato, y así éste no se puede
unir a la antitrombina III en su función inhibidora
de la coagulación. Estos procesos contribuyen a
la
rápida trombosis intravascular y oclusión
vascular
, lo que provoca una isquemia irreversible
del órgano trasplantado por necrosis de la pared
vascular.
Por su parte, el
rechazo agudo
es un proceso
de lesión vascular y parenquimatosa en el que
intervienen linfocitos T y anticuerpos, que suele
iniciarse tras la primera semana del trasplante. Los
linfocitos T son esenciales en este tipo de rechazo
debido a su capacidad de respuesta frente a los
aloantígenos (
moléculas CPH
) de las células endo
teliales y parenquimatosas del injerto. Estos linfo
citos T alorreactivos activados producen la lisis di
recta de las células del injerto lesionando, además
del órgano de forma indirecta, mediante la libera
ción de citocinas que atraen y activan células in
flamatorias. Puesto que las células endoteliales son
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