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Panorama Actual del Medicamento
ASESORAMIENTO FARMACÉUTICO
y suele aparecer tras ciertos procesos que
implican una irritación o inflamación de
la piel, como por ejemplo un episodio de
acné.
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Melasma
(cloasma): Se manifiesta como
placas de pardo-oscuras, bien delimitadas,
simétricas, localizadas en la cara (general-
mente en la frente, las sienes y las promi-
nencias malares). Suele afectar a mujeres
gestantes, de ahí que también se le co-
nozca como “máscara del embarazo”, y a
aquellas que usan anticonceptivos hormo-
nales. No obstante, también puede apare-
cer en mujeres no gestantes y en varones
de piel oscura. La hiperpigmentación aso-
ciada a la gestación desaparece lentamente
y de forma incompleta después del parto o
cuando se interrumpe el uso o la produc-
ción de estrógenos.
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Pecas
(efélides): Las pecas son pequeñas
áreas cutáneas muy repartidas en la piel
en la que los melanocitos son más activos,
provocando una coloración más intensa
que la circundante. Se producen más ha-
bitualmente en personas de piel muy clara,
especialmente durante la infancia y adoles-
cencia, como consecuencia de una reacción
defensiva de la piel frente a la radiación ul-
travioleta.
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Lentigo solar
: Son manchas oscuras de
color marrón, de 1 a 3 cm de diámetro que
se producen en pieles expuestas de forma
reiterada al sol. Es típico de las personas
de edad avanzada, ya que es un fenómeno
de carácter aditivo, y es mucho más común
en personas que desarrollan sus actividades
cotidianas al aire libre (agricultores, etc.).
En ocasiones reciben el nombre de
man-
chas hepáticas
y, en contraste con las pecas
y el melasma, no desaparecen durante el
invierno, sino que persisten durante todo
el año.
La piel del niño presenta notables diferencias
con la del adulto y el anciano, sobre todo en la
prolongación de la vida media celular y en una
gran elasticidad de la piel. En los niños existe
predisposición al eritema, a la exudación y a la
formación de ampollas. Las glándulas sudorí-
paras apocrinas permanecen inactivas hasta la
pubertad; llegado ese momento, la distribución
del vello corporal es diferente según el sexo a
considerar.
Respecto a los cambios evolutivos en la piel,
hay que considerar dos tipos. De un lado, los
producidos por el propio desgaste del material
biológico, inevitable, que produce el paso del
tiempo: el
envejecimiento cronológico
. Y de
otra parte, el producido por la acción solar. Este
último tiene expresiones clínicas mayores y se
denomina
fotoenvejecimiento cutáneo
.
Los principales cambios que se detectan con la
edad implican tanto a la morfología como a la fun-
ción, e incluyen sequedad, formación de arrugas,
laxitud de la piel y aparición de neoplasias benig-
nas y malignas. Se reduce el recambio celular, la
respuesta a las agresiones, la percepción sensorial
y la producción de sudor, de sebo y de vitamina D.
Disminuye la protección inmunológica y la termo-
rregulación. En la epidermis se reduce su espesor,
la forma y el tamaño de los queratinocitos es va-
riable, puede haber atipia celular, menos melano-
citos y células de Langerhans. La dermis disminuye
un 20% de su volumen, hay menos fibroblastos,
menos células cebadas, disminuyen los vasos y se
acortan las asas capilares en las papilas dérmicas;
asimismo, las terminaciones nerviosas y los recep-
tores son menos frecuentes.
El pelo se despigmenta (canicie), perdiéndose
progresivamente, o se convierte en pelo velloso.
En algunas localizaciones, sin embargo, aparece
de novo
o aumenta, como en las zonas de la
oreja próximas al meato auditivo o las
vibrisas
del vestíbulo nasal. Las glándulas disminuyen
en tamaño, número y función. Las láminas un-
gueales sufren modificaciones en el crecimiento
y adquieren formas anormales. Aparecen lesio-
nes como
acrocordones
(pequeños tumores be-
nignos formados por fibras de colágeno y vasos
sanguíneos rodeados de una delgada capa de
piel) en la cara, cuello, axilas, párpados o regio-
nes inguinales, así como
queratosis seborreicas
o
hiperplasia sebácea senil
.
El fotoenvejecimiento cutáneo está producido
por daño solar crónico de la piel. El efecto que la
luz del sol causa sobre la piel depende de las di-
ferencias propias de cada individuo; esto incluye
la capacidad personal de reparación del daño
producido. La mayoría del daño solar se aprecia
en personas de piel blanca, asociada a colores
claros en el pigmento del iris ocular, que han
abusado de exposición solar por ocio o trabajo y
que se expresa en el cuero cabelludo, cara, pa-
bellones auriculares, cuello, dorso del tronco y
superficies extensoras de las extremidades. Las
diferencias en cuanto al sexo reflejan las variacio-