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Pliegos de Rebotica
2019
E
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l dilema. Otra vez el dilema. O ni
siquiera eso. Si solo pueden ser dos las
posibles alternativas en un dilema, a ella
se le presentó un auténtico multidilema.
Y no se trataba de aceptar una
determinada responsabilidad o de que tuviera
que responder ante otros. No era ese el caso.
Respondería ante sí misma; ante la posible, y
solo posible, pérdida del legado de un tiempo y
unos hechos determinados. Se acogería a que
sólo tenía importancia para ella y ninguna
trascendencia para los demás, pero estaba segura
de que la razón última de la resistencia procedía
siempre del mismo origen, y por eso terminaba
por ocurrir en situaciones casi calcadas.
–¿Qué vas a hacer con todo esto?
La frase se dejaba caer periódicamente y
provenía de los labios de su madre. La expresión
corporal, complementaria del tono de razón
absoluta en la queja, era apenas un más a más
que ya en su etapa adolescente conocía a la
perfección.
–Si no te molestan... ¿Pero a ti qué más te da mi
colección de recortes? –terminaba ella también
por repetir contestación, precedida o no de
otras explicaciones, aun a sabiendas de la nula
comprensión materna hacia sus argumentos.
–Quiero esos periódicos y el montón
de revistas fuera de la habitación
mañana mismo. ¿Me has oído? –
concluía unilateralmente la
conversación la madre.
Los meses y los años pasaban y “la
bolsa” que contenía la preciosa
recopilación de recortes
cuidadosamente organizados se
convirtió en “las bolsas”, las cuales,
además, iban cambiando de tamaño y
de logotipos con la única excepción
del irreductible triángulo verde y
negro de El Corte Inglés. La colección
cada vez ocupaba más espacio en su
habitación adolescente,
lo que dificultaba el que
pasara desapercibida.
Importaba poco que la
refugiara arrumbada a la
sombra intocable de las
raquetas y las zapatillas
de deporte o que
circunstancialmente
pasara al armario.
Abultaba demasiado, y esa
era una razón más que suficiente
para seguir llamando la atención de la madre.
Nunca había querido reconocer lo pintoresco de
que una mocosa de 14 años encontrara atractivo
coleccionar noticias relativas a una multiplicidad
de temas; para qué preguntarse sobre lo que
para ella era una llamada del todo natural. En la
extraña mezcolanza tenía sus favoritos, claro que
sí. Primera y Segunda Guerra Mundial, ésta por
entonces bastante menos lejana que en el actual
2019; Guerra Civil española; avances en farmacia,
fisiología y medicina; curiosidades de las ciencias
naturales; psicología; reportajes de viajes; noticias
dignas de las primeras planas; ciertos deportes, y
más si, casos muy raros en aquella época, eran
mujeres las protagonistas; y muy especialmente
todo lo relacionado con el tenis, una habilidad en
la que ella empezaba a destacar.
Con el paso del tiempo y la
acumulación de
publicaciones, solo
atemperada por selectivos
escarbados en las páginas,
descubrió que el valor de
esa actualidad, a veces
lacerante, terminaba por
ser relativo: muy poco de lo
publicado seguía en la
memoria de la gente al
cabo de uno o dos años de
ocupar portadas. Importaba
poco que los titulares
hubieran sido
especialmente generosos
con el tamaño de las
Mª Ángeles Jiménez
Breve historia
de una mudanza