Revista Farmacéuticos - Nº 138 - julio/septiembre 2019 - page 13

decía no lograría nunca.Ya ven que tontería
conformarse con cuatro aplausos de nada. Ni que
esto fuera el Premio Planeta ¿verdad? Pero claro,
aquí en Tazones he visto que celebran todo a lo
grande. Está ese fotógrafo que llaman Gonzalín, que
lo mismo se cuelga la cámara para sacar fotos a las
vaquillas que a los pasos de la procesión de Semana
Santa.Así que seguro que ustedes lo llaman. Un
evento así merece al menos hacerle publicidad pues
han dejado fuera de la sala a aspirantes de Cádiz y
de Jaén, deValencia y de la mismísima capital por falta
de aforo. Faltaría más que no le dedicaran aunque
fuera media página del suplemento dominical.Y verán
que tontería, pues con estas pintas lo mismo deslucía
la foto; pues me imagino en medio de ustedes
sonriendo como un bobalicón y me hace más ilusión
todavía que la gente se pregunte que qué hago
pidiendo si escribo tan bien, si podría ganarme la vida
a punta de bolígrafo.Ya sé que un minuto de gloria
dura un minuto pero ¡qué minuto! Fliparía en
colores. Incluso me arrancaría alguna esquirla de esta
puñetera depresión. ¿Saben ustedes? Cuando uno
lleva mucho tiempo en la calle se siente basura y me
estarían devolviendo un poquito de autoestima, de
dignidad. Sobre todo me estarían premiando haber
tenido ilusión aún sabiendo que no podía tener
ninguna posibilidad.
Los contrincantes parecen formados, como si
tuvieran por profesión escribir y eso les diera
euros suficientes como para mantener un techo
sobre sus cabezas. Ignoro si harán trampas y
traerán frases sueltas de Cortazar que las colarán
magníficas entre línea y línea, si lograrán con ello el
efecto deseado para impresionarlas.Yo les escribo
de corazón. Me rugen las tripas.Y si fuera un
Lazarillo, les aseguro que me las ingeniaría para
morder el queso y beberme el vino. Pero aquí es
todo mucho más formal y yo he aprendido a
conformarme con la limosna. Incluso si por una de
esas remotas casualidades ustedes eligieran este
relato como ganador bajo el lema “soñar
despierto” desentonaría en el picoteo posterior. Ni
siquiera los camareros vestidos impolutos me
dejarían probar bocado y tomar algún montadito y
algún canapé sin apartarme los dedos de las
bandejas. Lo más seguro me descargarían un
guantazo bien dado para que no les manchara los
manteles e incluso llamarían a Seguridad porque
ustedes temían que mi presencia contaminara la
comida. Es normal porque ya he dicho que llevo sin
ducharme más de dos semanas y aunque me
avergüenza presentarme así, habían exigido estar
en los asientos a la hora en punto de inicio del
certamen. Escribo rápido pero todos me ganan
pues se les ve a la legua que se han entrenado
debidamente para la ocasión con lo que ya he
partido de
la línea de
salida en clara
desventaja. No
obstante dicen que
hay que intentar llegar a la meta al menos con la
cabeza alta, sobre todo porque en su base décima
decían que los participantes tendrían derecho a
una visita guiada al museo, a la Iglesia y nos iban a
llevar en autobús por los alrededores de Tazones
mientras ustedes deliberaban.Y créanme, aunque
solo sea por eso, por sentir que se rompe la rutina
de mi vida, que me he subido en un autobús para
disfrutar de unas vacaciones estupendas (breves
pero estupendas), por ver desde arriba y a través
de una ventanilla de cristal las mismas calles que
veo siempre desde el suelo y con un cartón
delante, habrá valido la pena participar en su
certamen, pues mucho antes de que ustedes
deliberen y premien a uno de esos escritores
consagrados en los concursos, yo habré disfrutado
de mi premio a mi manera.Al no tener nada, como
les digo, soñar es gratis y no me queda sino
agradecerles que a pesar de la crisis hayan
mantenido el concurso (al parecer anual) con lo
que a ustedes les parecerá una insignificancia de
dotación y que a mí me llegaría para doscientos
bocadillos administrándolo bien. Creo que me
haría tanta ilusión, que saltaría tanto, que daría
tantas volteretas en el aire, que mi imagen daría la
vuelta al mundo y se conocería Lozuyuela por ese
concurso en el que el ganador casi se vuelve loco
de remate.
Ya nos apremian a entregar los relatos. Igual no tiene
mucho de literatura, igual simplemente piensan que
efectivamente se les coló un perturbado entre sus
filas. La suerte no está echada.Yo la necesito toda
para comer mañana, pasado y al otro... Pero si no,
cuando vengan a misa de seis las esperaré para que
me echen los céntimos que
les sobran de la compra,
porque gracias a su
buena voluntad vi
esta convocatoria y
he pasado con
ustedes una de mis
mejores “medias
horas” en mucho
tiempo.
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Pliegos de Rebotica
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