G
Introducción
erardo Diego nace en Santander en 1896 y
muere en Madrid en 1987 a los noventa y un
años de edad. De ellos, setenta los vivió
como poeta,“concibiendo la poesía como un
arte de comunicación en la que se busca
siempre la expresión adecuada para cada emoción. Una
poesía maestra en el manejo de la imagen, de la palabra
poética absoluta, libre e independiente.”
Tal escribe Francisco Javier Díez de Revenga en la
Introducción a sus Obras Completas editadas por
Aguilar. Una poesía, añadimos nosotros, en la que en
múltiples ocasiones, la Botánica se hace instrumento de
lenguaje y, por tanto, “expresión de emociones”. ¿Qué
otra impresión se puede extraer de los poemas de
paisaje tan típicos de Gerardo Diego, de los que son
excelsa muestra los sonetos dedicados a “El ciprés de
Silos”?
Botánica a la que recurre en poemas de los que se
desprende un especial calor humano, como en “La sombra
del nogal”, de Hojas, dedicado a su amigoVicente
Aleixandre:
“
Por las noches / sombra de luna muerta da el nogal / y van
suicidándose una a una / sus hojas quejumbrosas.
”
Su anhelo estético es expresado y percibido por una
poesía concebida como espacio abierto en la que
encontramos audaces imágenes botánicas, particularmente
bellas:
“
Creced, mellizos lirios de osadía,
creced, pujad, torres de Compostela
”.
(“Ante las torres de Compostela”, de
Alondra de verdad
).
Francisco Javier Díez de Revenga nos continúa diciendo
que “se siente el entusiasmo del poeta ante los grandes
valores del hombre, la fe, la amistad, el amor y la entereza
ante los nuevos planteamientos causados por la
vejez, la longevidad y la cada vez más cercana e
inevitable muerte”.Veremos, si
es que este trabajo es capaz
de hacerlo posible, cómo la
Botánica será tinta en la que
se empape la pluma del
poeta, será hojas de sus
“cuadernos de trabajo”, será
vehículo de la expresión exacta
de su mundo.
Y si rico es este mundo, rica en expresiones botánicas es la
obra de Gerardo Diego. En ella aparecen descripciones de
órganos vegetales, maravillosas metáforas, productos
vegetales, asociaciones, íntimas palabras localistas, acciones
farmacológicas, etc.
Brillarán estas palabras y frases con luz propia y aparecerán
incrustadas y engarzadas en sus versos de una manera
natural, nunca forzada ni rebuscada, apoyando siempre la
belleza botánica en la belleza que su imagen en palabras
nos pueda sugerir:
“
La hortensia no es necesariamente / una sintaxis de
aventura
”.
(“Prohibido apearse”, de
Biografía incompleta
)
Y nos muestra la belleza de su idea de aventura enlazada,
hilvanada, en la ordenada belleza del vegetal, la hortensia...
Morfología
En este primer capítulo citaremos los órganos del aparato
vegetativo y del aparato reproductor.
Veamos en primer lugar los del cormo: hojas, tallos,
modificaciones de ambos, raíces y toda la simbología
poética que el autor extrae de ellos y que nos presenta en
sus versos:
“
Soterrañas raíces, tallos verdes, crecientes,
ensayando, palpando, sorbiendo el aire puro(...)
abriéndose entre fustes, desgarrados de espinas,
ásperos de cortezas que la piel les escorian,
”
(“A Ida Haendel”, de
La luna en el desierto y otros
poemas
).
A los fustes vuelve a referirse en esta maravillosa
metáfora:
“
fuste de abedul, lepra de plata
”
(“San Sebastián”, de
Versos divinos
)
En el soneto “El dulce sufrimiento”, de
Amor
solo
, cita a la savia como elemento
vivificador, como la sangre:
Ángel del Valle Nieto
Capítulos botánicos en la poesía de
Gerardo Diego
(I)
18
Pliegos de Rebotica
2018
Rosa gallica
Gerardo Diego