Revista Farmacéuticos - Nº 131 - octubre/diciembre 2018 - page 35

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entro mi atención en dos niños. ¿Por
qué? Me ha impactado la imagen de
Aylan, y Omran, he pensado mucho
en ellos, en las diferentes
oportunidades de vida de unos niños,
comparados con otros:
Aylan
Nadie le pidió permiso para nacer, pero lo hi-
zo, en un ambiente conflictivo y lleno de terror.
Era un niño sirio cuyo familia pagó casi mil
euros por él a los traficantes, –como por cada
uno de sus hermanos– para llevarle desde la cos-
ta turca a la isla griega de Kos.
No sabía nadar y no llevaba chaleco salvavi-
das en el bote.
El mar estaba bravo y peligroso, solo la cer-
canía de sus padres le daba amor.
Nadie, tampoco, le pidió permiso para mo-
rir, pero lo hizo, escupido por el mar en las orillas
de Kos.
Solo tenía tres años y buscaba paz y tranqui-
lidad.
Las lagrimas por Aylan llegaron tarde!, mu-
chos nos enteramos por la prensa, cuando ya
no se podía hacer nada por él.
Nunca llegó a respirar el aire sin miedo y
sus pasos quedaron estancados, en el olvido.
Y pienso en la imagen de ese ángel, de 3 años,
pequeñito, amoroso, luchando entre olas inmensas,
buscando a los que le dieron la vida y ahora le
dejaban en el abandono sobre una arena fría y
caprichosa. Luego tuve ocasión de ver a su padre,
también en la prensa, desesperado, había perdido
según decía, lo mejor de su vida-, su familia, entre
ellos- su querido Aylan.
De este panorama horrible solo destaco la unión
de la familia, en la mayoría de los casos y la
existencia de una especie de mochila gigante llena
de lágrimas perdidas
La otra imagen, razón de mi atención, es la de
Omran
pequeño niño sirio de 5 años de edad
rescatado de entre los escombros de un edi-
ficio bombardeado
cubierto de polvo y sangre, mirando su ma-
nita ensangrentada, sin decir palabra aturdido, en
estado de shock, sin dejar caer una lágrima, sin
comprender nada y preguntándose “por que”? Las
imágenes de lo que ven los niños se les quedan
en la cabeza manteniendo pesadillas que les hace
gritar y levantarse en la noche. Tienen miedo de
separarse de sus padres, quieren dormir con ellos
y sufren ataques de pánico.
Según pasan los días, a esta situación hay que
sumarle, la falta de alimentos, de medicinas, de di-
nero, la escasez o ausencia de luz, montones de
basura contaminando el entorno, y tantas circuns-
tancias que suponen el caos. Esta situación de des-
equilibrio se duplica en los niños que tienen me-
nos fuerza para hacer frente a tanta presión.
Como remate de tanta crueldad, se escucha la voz
de Bashar un niño sirio de 12 años, ciego por el
disparo de un franco tirador “
Que paren esta guerra
que se ha llevado mis ojos”
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Pliegos de Rebotica
´2017
Cuidemos de los niños
Lagrimas por Aylan y Omran
Aurora Sánchez Sousa
LOS CAMINOS COLATERALES DEL CORAZÓN
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