Revista Farmacéuticos - Nº 125 - Abril-Junio 2016 - page 33

Mr. Donnely aseguraba haber encontrado en la primera
edición de las supuestas obras del autor inglés, una cifra
secreta que revela que Bacon es el verdadero autor de
esos dramas. No fue el único investigador que dudó de la
autoría de Shakespeare.
La primera parte del Quijote, Hamlet y Macbeth salieron
publicados más o menos en los mismos años. Quijote
como personaje de novela y los otros dos personajes de
teatro.Algunos investigadores de esas obras, entre ellos
Ivan Tourqueneff, han querido ver similitudes y diferencias
entre los tres personajes, especialmente Hamlet y
Quijote. El hidalgo manchego respeta todas las
instituciones preexistentes como monarquía, nobleza y al
mismo tiempo quiere ser libre y reconoce la libertad de
los demás. Hamlet injuria a los reyes y a los cortesanos y
guarda una conducta tiránica e intolerante. Don Quijote
apenas sabe leer pero tiene muy claro todo lo
relacionado con el Estado y la Administración, y Hamlet
ha escrito el diario de su vida pero no tiene una opinión
definida sobre esas cuestiones.
Quijote muere diciendo “Yo fui loco y ya soy cuerdo, ya
no soy don Quijote, sino Alonso Quijano”.
Hamlet en sus últimos momentos se humilla, se
tranquiliza, ordena a Horacio que viva y se declara a
favor del joven Fortimbrás.
Menéndez Pelayo también establece diferencias entre
estos dos personajes. Para él, en don Quijote no hay ni
sombra de sensualidad, todos sus sueños son puros y
castos, en lo íntimo de su corazón no espera poseer a
Dulcinea. Por el contrario Hamlet es sensual y podría
decirse que libertino. El mismo Shakespeare declara que
su personaje no sabe amar, que simula el amor.
En la escena primera del acto tercero, Hamlet le dice a
Ofelia “nunca te he amado”.
En una reciente encuesta parece que la preferencia de
los españoles se inclina por Shakespeare. Preferiríamos lo
contrario.Aun así, de ser cierto, tienen buen gusto. Son
dos glorias universales.
En un prólogo de las
Novelas Ejemplares
, Cervantes se
autorretrata:
“Este que veis aquí de rostro aguileño, cabello castaño,
frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y nariz corva
y bien proporcionada, barbas de plata, bigotes grandes,
boca pequeña, dientes no crecidos porque no tiene sino
seis mal acondicionados y peor puestos.Algo cargado de
espalda y no muy ligero de pies”.
De Shakespeare no hay una descripción oficial de su
físico. Se conoce el detalle de que siempre llevaba un
pendiente de oro en una oreja. Solo hay un cuadro de él,
para el que se supone que posó.
Volvamos a Sellés. Sus palabras sirven para Cervantes y
Shakespeare:
“Muere y parece que nace, es la resurrección del espíritu
en el entierro de la carne. No le acompañan uniformes
bordados ni honores militares, la losa de su tumba no se
cierra al estampido del cañón. Pero de ella fluirá perenne
la fama de sus obras para correr hasta lugares y tiempos
lejanos, como fluye un río de entre el hueco de las peñas.
Y de aquella monda que cada siglo hace en su
cementerio, solo se conservan en sepultura personal los
hombres que tuvieron cabeza privilegiada”
Y así fue. El paso de los siglos llevó a los dos a las cimas
más altas de la literatura.
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Pliegos de Rebotica
´2016
LOS BOTICARIOS
Ilustraciones Donis.
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