Revista Farmacéuticos - Nº 125 - Abril-Junio 2016 - page 37

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esulta imposible negar el milagro del
nacimiento, un hecho hermoso, un
acontecimiento siempre feliz. Aunque
la naturaleza ha querido que seamos
testigos siempre de nacimientos
ajenos no permite que recordemos el propio, es
así como podemos ser testigos del
acontecimiento de un modo global sin
experimentar los detalles ni las sensaciones
inherentes al proceso de nacer.
Así vemos las salas de maternidad siempre en
un clima de esperanza y emoción. “Todo ha
salido bien” es la frase más escuchada, de hecho
la naturaleza se perpetúa en procesos
predeterminados en los que generalmente todo
sale bien, ya se trate de nacer o de morir.
Sin embargo, merece la pena realizar un
ejercicio de imaginación que nos permita evocar
sensaciones olvidadas en algún lugar de la
memoria. Para entrar en situación es necesario
hablar de un pequeño núcleo cerebral
compuesto por una 18.000 neuronas en cada
lado, de este núcleo, al que el neuroanatomista
Reil llamó Locus Coeruleus en 1.809, emana la
más extensa red de vías y es el origen de todas
las aferencias noradrenérgicas al cerebro. Este
núcleo es activado por el dolor, la hemorragia
profusa, el colapso cardiovascular, la hipoxia y
rara vez por estímulos vegetativos no
amenazantes. Este núcleo, en definitiva, es
excitado por actividad evocada sensorialmente
e inhibido por el estado de alerta y la conducta.
Su importancia funcional y motivo de la
reflexión subsiguiente, viene sugerida por sus
especiales características en cuanto a
metabolismo energético. Es capaz de mantener
su actividad en ausencia de oxígeno gracias a su
capacidad para el
catabolismo
anaeróbico de
la glucosa y
el ciclo de las
pentosas que
permite la
fijación
de CO2 por moléculas de ribulosa difosfato
para la formación de glucosa. De este modo
tiene una especial independencia de los
sustratos aportados por la sangre. Además
utiliza la neuromelanina como medio alternativo
de transporte de electrones.
Sus neuronas son muy homogéneas e
intervienen en el ritmo circadiano, el estado de
alerta y el dolor, desde el punto de vista
psicopatológico tiene relación con el abuso de
sustancias, el estrés, la ansiedad y la depresión.
En resumen tenemos un núcleo cerebral capaz
de mantener su actividad sin aporte de
nutrientes y que se activa ante un estado de
hipoxia y otras amenazas vegetativas.
Posiblemente la mayor parte del esfuerzo en el
parto corre a cargo de la madre, de hecho
seguimos conectados a la cálida y nutricia
placenta aún después de haber sido alumbrados.
Pero he aquí que en breve se cercena esa
relación rompiendo el cordón que une al
neonato a la oxigenada sangre materna. De
pronto sobreviene la hipoxia, la necesidad, el
frío y nada funciona. Entonces el locus
Coeruleus gracias a la capacidad especial de sus
células lanza una señal a todo el encéfalo y éste
se activa dando paso al aire, al llanto, a la vida
autónoma, todo se hace presente mediado por
la única sensación capaz de activar al sistema, la
urgencia por vivir experimentada como la
ansiedad por perder la vida. El recién llegado ha
experimentado lo que probablemente es la
experiencia más aterradora de la existencia.
Afortunadamente los mecanismos mnésicos son
poco activos y los testigos tendrán la feliz
sensación de alivio por la prueba bien superada
y si no surge ningún imprevisto rematarán esta
experiencia pensando y
expresando su plena
satisfacción;
“Todo ha
salido
bien”.Y
en efecto,
así es, la
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Javier Arnaiz
Pliegos de Rebotica
´2016
FABULA
Nacer y vivir
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