Revista Farmacéuticos - Nº 119 - Octubre-Diciembre 2014 - page 17

esencial y el entrañable gusto por la gallardía del
lujo inútil. Doloroso y dulce ejercicio de la vida,
con su barroquismo religioso y su superlativa
paleta de colores con una concepción sensual y
plástica de todas las cosas. Oscilación en suma de
gravedad y de ironía envueltos en vientos de
levante y de poniente.
Región muchas veces vencida y eternamente
vencedora pues su espíritu es como un grano de
sal que nunca se corrompe y que da sabor a todo
aquello con lo que se mezcla. Singular y exquisita
manera de vivir y ser con su señorío distintivo, de
pisar la tierra sin prisa, sin apretarla mucho.
Y como dice el dicho: “ a jaca vieja, brida nueva”,
aquí se pone la gravedad y la ironía a funcionar de
manera conjunta, que junto al duende del cante,
trasluce la figura de un trasmundo citerior y de
otro interior, que subyuga y da qué pensar a estas
alturas de la película en una sucesión heraclitiana
de sucedidos incontrolables y veloces, como la vida
misma, para terminar salmodiando reaccionarias
elegías.
Jacarandosa matriarca cachazuda y expectante con
una equitativa fruición de la realidad y en donde
todo lo bueno, como sus caldos , no hay más que
darle su toque y saber esperar.
La dicotomía maniquea de si agricultura o
industria, aquí se resuelve tirando por la calle de
en medio y colocando a la niña en el ayuntamiento,
pues a la postre, ser funcionario es lo mejor del
mundo y ser sindicalista el colmo de la suerte ,
sufriendo lo inaguantable con tal de no someterse
a la prueba de la altivez de sus principios.
El cerebro , como apuntaría Luna: “duro y
vidrioso por naturaleza. ¿Torpe y débil porque no
lo cultivaran?. Ni de piedra jabaluna, ni erial en el
que bien sembrado ahíje el trigo limpio. Unas veces
se manifiesta resbaladizo y tortuoso como esas
veredillas que caprichosamente se enroscan entre
chumberas y pitacos, empinándose hasta la cueva
negra del hollín de las malas intenciones en las que
bullen los alacranes del rencor. Otras, se ofrece
liso, reseco por la extraña lumbre que también lo
ciega; ancho para que los atavismos rueden con
fragor de truenos, o hirviendo como un mar de
lava que la fantasía y la quimera surcan sin timón ni
roca de los vientos. Sus extraños raciocinios
aturden y desconciertan al que en ellos se confía
creyéndolos camino de alguna parte.Y el intento
de encauzarlos se estrella siempre en una
incomprensión menos real que ladinamente fingida
para eludir una noticia clara o una opinión
concreta. Ni el ingenio más sutil conseguirá nunca
desenmarañar lo que ellos enredaron por su
conveniencia o por su capricho, aunque ni una cosa
ni otra tengan siquiera visos de aparente lógica”.
Es la siesta de puerta-tierra glosada por otro
gran poeta portuense, Jose Luis Tejada:
Quita el dulce de membrillo,
niña, del aparadó.
Mareo de mecedora
y bata blanca, y gomosos
pelos negros en bandós.
(San José ha dado las dos).
La calle, fuera, es un río
solitario de calor.
Modorra y murmuración…
Mecedora y bata blanca…
Moscas…, y , de vez en cuando,
Isla de voz suspirante
entre la mar del sopor
¡Quita el dulce de membrillo,
Niña, del aparadó!
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Pliegos de Rebotica
´2014
Pemán y la ciudad de Cádiz estuvieron siempre
muy unidos. Inventó el personaje de La Piconera (
“Una hembra gaditana, pueblo puro y pura ale-
gría”). Piropeaba a Cádiz llamándola «Señorita del
mar, novia del aire o ciudad de la gracia, la razón
y la medida». Sin embargo nunca abandonó el
toque solariego jerezano de los Domecq.
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