Revista Farmacéuticos - Nº 119 - Octubre-Diciembre 2014 - page 14

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Pliegos de Rebotica
´2014
D
D
esde lo
alto de la
tribuna, la
visión del
gran
anfiteatro de la facultad
de Medicina es
panorámica. Los ciento
quince recién
licenciados delante y
en el centro; a los
lados y detrás,
familiares y amigos.
Todos vestidos de
fiesta.Todos
expectantes, ansiosos, llenos de emoción,
embriagados de felicidad.
Los miro desde mi asiento privilegiado de
profesora universitaria. Identifico sus rostros,
recuerdo algunos nombres, me hago cómplice
de sus guiños, sonrío.
Es su graduación.
El objetivo se ha cumplido, la culminación se ha
alcanzado. –“
Ay, doctora Guerra, ya soy médico
!”–
me dicen cuando les impongo la banda y les
doy el diploma. Me turba su abrazo entre
contenido y entregado.Yo no lloro, pero en mis
mejillas se mezclan ciento quince lágrimas
mucho más poderosas que las mías. Es su
momento de gloria.Aún no son arrogantes, ni
cínicos. Esperan del mundo la canonización de
sus sueños, porque ya– y eso lo justifica
sobradamente- ¡se han graduado!
Les miro con ternura y recuerdo los cuentos
infantiles que formaron parte de mi educación
más inocente. “…Y se casaron y fueron felices
y comieron perdices. Fin.” –decía mamá.Y yo
siempre preguntaba: –“
Y después, ¿que más
pasó?
Ahora, transcurridas décadas de exaltada
ignorancia, tengo la respuesta: la graduación no
existe. Nuestras
metas vitales se
rigen por una ley
similar a la del
efecto
fotoeléctrico de
Einstein: cuando la
puerta del
ascensor se va a
cerrar, siempre
entra el rezagado
que la abre de
nuevo.
Porque si ya
sabemos de Medicina, nos faltará por
comprender la segunda ley de la
Termodinámica, o precisaremos adquirir la
sutileza suficiente para penetrar en la mejor
metáfora culteranista de Góngora. O
tendremos que aprender a envejecer, a aceptar,
a perdonar…
También sé que algunos viven sin un sueño que
llevarse a la boca, o que cuando lo vislumbran
se meten los dedos. No importa que estos
sabios abatidos, escépticos, anoréxicos
emocionales, afirmen que la ilusión y el
apasionamiento por la existencia están
obsoletos. Incluso puedo admitir que algunos
valores estén haciendo agua. Pero no hay
peligro de naufragio. No mientras otros
tengamos pendiente la peregrinación hacia la
graduación infinita de la vida.
La ceremonia avanza Una nube de luz
fosforescente explota sobre nuestras cabezas.
La invocación a la oratoria surte efecto.
Discursos.Agradecimientos. Recuerdos.
Propósitos.
Cantamos todos juntos el
Gaudeamos igitur
. Un
improvisado perfume de orgullo se extiende
sobre nosotros.
Aurora Guerra
¿Estamos
graduados?
1...,4,5,6,7,8,9,10,11,12,13 15,16,17,18,19,20,21,22,23,24,...52
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