Panorama Actual del Medicamento (PAM) - Nº 367 - Octubre 2013 - page 59

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Panorama Actual del Medicamento
NUEVOS FÁRMACOS
Existen algunos factores que pueden orientar
la elección del antidepresivo. Así, por ejemplo,
si un paciente –o un familiar de primer grado–
ha res­pondido previamente a un determinado
antidepresi­vo, se recomienda emplear el mismo
fármaco que ha demostrado utilidad. Por otro
lado, hay autores que apoyan una mayor eficacia
de los an­tidepresivos tricíclicos (ADT) y, posible­
mente, de los antidepresivos duales (venlafaxina
y duloxetina) en la DM melancólica, cuadro ca­
racterizado por presentar una mayor endogenei­
dad. En el caso de una DM con síntomas atípicos
o una distimia, los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina (ISRS) podrían ser pre­
feribles a los ADT. Por otro lado, algunos efectos
secundarios de los an­tidepresivos, como la seda­
ción y el aumento del ape­tito, pueden resultar
útiles si el episodio cursa con agitación, insomnio
y pérdida de apetito.
Los antidepresivos en general aumentan la
tasa de monoaminas en la hendidura sináptica,
actuando di­chas monoaminas sobre distintos
receptores, que ac­tuarían a modo de interrup­
tores poniendo en marcha los mecanismos de
transducción responsables del efecto antidepre­
sivo. En este sentido, es probable que todos los
antidepresivos, independientemente de que “to­
quen” el interruptor noradrenérgico o serotoni­
nérgico, desarrollen su efec­to molecular a través
de una vía final común. Sin embargo, se han des­
crito cuadros depresivos específicamente relacio­
nados con un déficit funcional serotoninérgico,
que cursa con ánimo deprimido, ansiedad, cri­
sis de pánico, fobias, obsesiones-compulsiones
y bulimia, y otros que guardan relación con un
déficit noradre­nérgico, caracterizado por ánimo
deprimido, déficits cognitivos (atención, memo­
ria de trabajo y velocidad de procesamiento de la
información), inhibición psi­comotriz, cansancio y
apatía. Cuando estos cuadros son muy claros, se
podría intentar de inicio abordar el tratamiento
deficitario serotoninérgico con potenciadores de
estos mecanismos, por ejemplo, ISRS (fluoxetina,
paroxetina, etc.) y, por el contrario, en caso de
déficit noradrenérgico se podría iniciar el trata­
miento con un inhibidor de la recaptación de
NA (IRNA) como, por ejemplo, reboxetina. No
obstante, se ha observado que estas vías se
estimu­lan mutuamente, lo que dificulta predecir
la eficacia específica a través del mecanismo de
acción de cada fármaco.
La tolerancia a efectos secundarios es otro
criterio, con seguridad más empleado que el
del mecanismo de ac­ción, para la elección del
antidepresivo. Los ISRS y los antidepresivos más
modernos (venlafaxina, mirtazapina, reboxe­tina
y agomelatina) pueden tener el mejor perfil de
seguridad y se toleran generalmente mejor, por
lo que suelen ser los agentes de primera elección
en el tratamien­to de la depresión leve y mode­
rada. En general, los ADT son peor tolerados y
tienen un mayor riesgo de provocar toxicidad
que el resto. Para la elección del antidepre­sivo
se debe considerar también la po­sibilidad de in­
teracciones con otros fármacos. Casi todos los
antidepresivos, con la excepción de la agomela­
tina, inhiben en mayor o menor medida diversos
isoenzimas del citocromo P450 (CYP), como la
CYP2D6, mientras que los ISRS, con la ex­cepción
del escitalopram, inhiben además otras como
CYP3A4, CYP1A2, CYP2C9 o CYP2C19.
La variabilidad interindividual en la res­puesta
terapéutica a los fármacos antide­presivos es muy
amplia. En el tratamiento de la DM se suelen
distinguir 3 fases: aguda, de continuación y de
mantenimiento, durante las que el tratamiento
muestra su efica­cia produciendo inicialmente
una “respuesta”, que se considera cuando se
observa una mejoría en la intensi­dad de los sín­
tomas de un 50% (escala de Hamilton para la
depresión). Posteriormente, se produce la “re­
misión” de la enfermedad, caracterizada por que
el paciente presenta un estado afectivo normal y
muy parecido al que exhibía antes de presentarse
la depresión. Cuando la remisión se mantiene en
el tiempo, se puede hablar de “recuperación”.
Sin embargo, en ocasiones se producen “recaí­
das”, cuando el sujeto vuelve a mostrar síntomas
depresivos antes de la recuperación, o se pro­
duce una “recurrencia”, cuando el sujeto vuelve
de nuevo a la depresión tras haberse producido
la recuperación.
El objetivo durante la
fase aguda
es supri­
mir todos los signos y síntomas del episodio en
curso, restaurando la funcionalidad psi­cosocial
y ocupacional. Esta fase abarca las primeras se­
manas de tratamiento, hasta que el paciente
alcanza una “respuesta” clínica significativa,
que usualmente es de al menos un 40-60%
de mejoría en los síntomas. Se considera que
aproximadamente las dos terce­ras partes de los
pacientes con depresión responden aceptable­
mente al tratamiento con antidepresivos. Un
tercio tiene una respuesta gradual y suele mani­
festarse entre la segunda y la sexta semana del
inicio del tratamiento, mientras que el otro ter­
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