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Panorama Actual del Medicamento
NUEVOS FÁRMACOS
tores estresantes. Asimismo, el polimorfismo
del gen que codifica el 5-HTT (forma “l”) se ha
asociado a una mejor respuesta al tratamiento
con antidepresivos frente a la forma “s” del
transportador. Por otra parte, parece existir una
correlación entre el aumento de los niveles del
5-HTT en plaquetas y linfocitos y una mejoría
en las escalas clínicas de depresión. Además del
5-HTT, varios receptores serotoninérgicos tam
bién muestran cambios en la depresión. El re
ceptor 5-HT
1A
muestra una disminución en la
depresión y se sospecha de un papel importante
de los receptores 5-HT
2
a la luz de su papel en
otros trastornos como la esquizofrenia y el tras
torno bipolar y de la eficacia antidepresiva de
algunos antipsicóticos que actúan sobre dichos
receptores.
Varias estructuras prefrontales y límbicas y
los circuitos que las interconectan parecen estar
implicados en la regulación afectiva. Las áreas
implicadas incluyen a la corteza prefrontal ven
tromedial (VMPFC), la corteza prefrontal orbital
lateral (LOPFC), la corteza prefrontal dorsolateral
(DLPFC), la corteza cingulada anterior (CAC), el
estriado ventral, incluyendo el
núcleo accum-
bens
, la amígdala y el hipocampo. En todas estas
zonas se han hallado anomalías en pacientes con
DM en comparación con controles sanos que su
gieren participar en la expresión sintomática de
la DM. En el trastorno depresivo mayor estaría
afectada la conectividad dinámica entre las es
tructuras neuroanatómicas involucradas en la
regulación del humor y la respuesta al estrés.
En este sentido, en la depresión existe una hi
peractividad de la VMPFC, lo que se asocia con
mayor sensibilidad al dolor, ansiedad, depresión
y tensión; mientras que la hipoactividad de la
DLPFC puede producir retraso psicomotor, apa
tía y déficit en atención y memoria de trabajo.
Asimismo, se ha detectado una disminución de
la comunicación entre la amígdala y regiones de
la corteza cingulada, por lo que ésta perdería
su capacidad inhibitoria, importante para la re
gulación emocional, provocándose una mayor
disfunción afectiva y motivacional. En conse
cuencia, las conexiones entre estructuras cogniti
vas y ejecutivas son hipofuncionantes, por lo que
no controlan las áreas límbicas y éstas estimulan
el hipotálamo, lo que conduce a una disregu
lación neuroendocrina y una hiperactividad sim
pática, características presentes en la depresión.
Finalmente, existen numerosos factores de
riesgo psicológicos y sociales reconocidos para la
depresión. Entre los más reconocidos se encuen
tra una baja autoestima, experiencias adversas
en la infancia, patrones de pensamiento negativo
y un exceso de acontecimientos vitales recientes
no deseables, como los que suponen algún tipo
de pérdida: un divorcio, la muerte de un ser que
rido, etc. Asimismo, la existencia de dificultades
importantes persistentes, como el desempleo, la
pobreza, etc., son factores de riesgo para pa
decer depresión. Determinados rasgos de perso
nalidad, como hiperresponsabilidad, honestidad,
autoexigencia, poca tolerancia, inseguridad, es
crupulosidad, escasa flexibilidad, pesimismo, de
pendencia, baja autoestima e influenciabilidad,
se consideran también factores de riesgo depre
sivo. Y sin olvidar que determinadas enferme
dades médicas o psiquiátricas asociadas pueden
inducir depresión.
El
tratamiento
de la DM incluye la fase
aguda (dirigida a obtener la remisión), la fase de
continuación (se mantiene la remisión y se pre
vienen las recaídas) y la fase de mantenimiento
(orientada a prevenir la recidiva). Los objetivos
generales del tratamiento son:
• Reducir y eliminar los síntomas depresivos.
• Recuperar el funcionamiento biopsicosocial
y laboral del paciente.
• Disminuir el riesgo de suicidio.
• Minimizar la morbilidad reduciendo recaí
das o cronicidad.
• Prevenir la comorbilidad.
• Prevención de recaídas depresivas.
• Mejorar la relación beneficio-riesgo de la
medicación en relación con la patología.
En el tratamiento de la depresión se utiliza
una familia de psicofármacos, los antidepresivos,
heterogénea en cuanto a su estructura química
y efectos sobre la neurotransmisión cerebral. En
líneas generales, la eficacia de los antidepresi
vos varía poco entre los diferentes grupos, dife
renciándose entre ellos por sus perfiles de segu
ridad, tolerabilidad e interacciones.
En depresiones graves, la prescripción de
antidepresivos es el único tratamiento para el
que se ha encontrado una clara evidencia de
efectividad, ya sean solos o en combinación con
psicoterapia. Sin embargo, en depresiones más
leves o moderadas, los antidepresivos, pese a
ser eficaces, invitan a pensar en la posibilidad
de emplear estrategias de psicoterapia, que tam
bién gozan de eficacia.